En 1998, un programa de televisión japonés llamado “Denpa Shōnen” (“Vida de premios”) sorprendió al mundo con su premisa brutal y poco convencional. Tomoaki Hamatsu, un joven conocido como Nasubi (que significa berenjena), fue desnudado, encerrado en un apartamento vacío y obligado a sobrevivir durante 15 meses solo con los premios que ganara en concursos y sorteos.
Sin ropa, sin cama, sin comida ni artículos de primera necesidad, Nasubi se vio obligado a enfrentar el hambre, el aislamiento y la degradación física y mental. Lo que comenzó como un experimento social se convirtió en un fenómeno mediático. Atrayendo a millones de espectadores que observaban con morbo la lucha por la supervivencia de Nasubi.
Los premios que ganaba eran a menudo inútiles: neumáticos, pelotas de golf, una tienda de campaña, un globo terráqueo, un osito de peluche e incluso entradas para “Spice World: The Movie”. Su única fuente de nutrición durante semanas fue la comida para perros y algo de arroz.
A pesar de las condiciones extremas. Nasubi logró sobrevivir gracias a su tenacidad y a la amabilidad ocasional de los espectadores que enviaban comida y ropa a través del programa. Sin embargo, el aislamiento y la falta de estímulos lo llevaron a un estado de depresión y manía.
A pesar de lo cruel que era el programa, “Una vida en premios” fue un pionero en el género de los reality shows. Anticipándose a éxitos como “The Truman Show” y “Gran Hermano”, el programa exploró los temas de la vigilancia, la manipulación y la ética de la televisión.
Tras casi treinta años, la traumática vivencia de Nasubi ha sido recreada en un reciente documental llamado “The Contestant” (“El concursante”). Dirigido por Clair Titley, el documental presenta entrevistas con Nasubi, el productor del programa y otros involucrados, además de metraje original sin editar.
El documental explora el impacto psicológico que tuvo el programa en Nasubi, quien describe la experiencia como “cruel” y llena de “sufrimiento”. Sin embargo, a pesar de las dificultades, Nasubi también habla sobre el crecimiento personal que experimentó y cómo la experiencia lo convirtió en la persona que es hoy.
“The Contestant” no solo es una mirada fascinante a un capítulo oscuro de la historia de la televisión, sino también una reflexión sobre nuestra propia relación con los reality shows y las redes sociales. El documental nos invita a cuestionar nuestra responsabilidad como espectadores y consumidores de este tipo de entretenimiento.
*Este tipo de contenidos nos invita a una profunda reflexión sobre la ética en el entretenimiento. Debemos ser críticos y cuestionar la naturaleza de este tipo de contenido y exigir que se priorice el bienestar de los participantes por sobre el morbo y la audiencia.
Información tomada y adaptada del artículo de Steven McIntosh para la BBC
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