Neurofeedback, qué es y realmente se puede afinar nuestro cerebro como un instrumento musical

¿Te imaginas poder ver tus propios pensamientos en acción e incluso aprender a modificarlos? Suena a ciencia ficción, pero es la premisa del neurofeedback, una fascinante “técnica de entrenamiento” que busca precisamente eso: permitirte observar tu actividad cerebral en tiempo real para que aprendas a modularla de forma voluntaria. Esto se logra gracias al uso de la electroencefalografía (EEG), una herramienta que registra las diminutas señales eléctricas de tus neuronas.

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Piensa en tu cerebro como si fuera un instrumento musical. Las ondas cerebrales son las notas, que a veces pueden sonar un poco caóticas. Pero, con la práctica y una retroalimentación constante, el neurofeedback busca ayudarte a identificar patrones y mejorar la armonía entre tus pensamientos, emociones y comportamientos.

En esencia, podría ayudarte a “afinar” tu cerebro. Pero, ¿es esta una melodía con una base científica sólida o estamos escuchando acordes aislados sin conexión? En este artículo, exploraremos si el neurofeedback puede unirse a la orquesta de las terapias eficaces o si necesita más ensayos rigurosos antes de subir al escenario principal.

Componiendo gracias a la electroencefalografía

La clave del neurofeedback es la electroencefalografía (EEG), que se encarga de registrar las minúsculas señales eléctricas generadas por nuestras neuronas. Para ello, se colocan pequeños electrodos en el cuero cabelludo siguiendo un sistema estandarizado, el “10-20”, que asegura una buena cobertura de las distintas zonas cerebrales.

Una vez captadas, estas señales cerebrales se transforman en ondas que se clasifican según su frecuencia (medida en hercios, Hz) y su amplitud (en microvoltios, μV). Estas ondas nos dan pistas sobre el estado mental de la persona. En pocas palabras, el ritmo de las ondas nos ayuda a entender la “resonancia” de una parte del cerebro en cada momento.

Las ondas cerebrales y su asociación con estados mentales son las siguientes:

  • Delta (0.5–4 Hz): Sueño profundo.
  • Theta (4–8 Hz): Relajación y ensoñación.
  • Alfa (8–12 Hz): Calma.
  • Beta (13–35 Hz): Atención activa.
  • Gamma (>35 Hz): Procesos cognitivos complejos.

Escuchando al cerebro para reescribir la partitura

El objetivo principal del neurofeedback es que la persona aprenda a identificar los desequilibrios en sus ondas cerebrales y, con ello, pueda regular el “ritmo” cerebral según sus necesidades terapéuticas. Existen varios tipos de neurofeedback y diversos protocolos de entrenamiento.

Por ejemplo, el protocolo alfa, que busca aumentar estas ondas, se utiliza para aliviar el dolor y la ansiedad, ya que las ondas alfa se incrementan durante la meditación y el mindfulness. El protocolo beta, por su parte, se emplea para mejorar el enfoque y la atención. Uno de los entrenamientos más populares para reducir el estrés es el protocolo alfa/theta.

Es importante reconocer la complejidad de este procedimiento. Registrar con precisión la actividad EEG y relacionar esas señales con estados mentales o trastornos es un desafío. A pesar de estas limitaciones, el neurofeedback se ha aplicado para tratar diversas alteraciones.

Una sinfonía de terapias

El primer estudio terapéutico con neurofeedback, publicado en 1972, mostró resultados positivos en el tratamiento de la epilepsia. Trabajos posteriores incluso sugieren que los beneficios podrían mantenerse hasta una década después, lo que lo convertiría en un complemento adecuado para epilepsias resistentes a la medicación.

Más de 50 años después, este procedimiento se ha utilizado en una gran variedad de trastornos psicológicos y problemas clínicos. Junto a la epilepsia, los trastornos donde más se ha utilizado incluyen:

  • TDAH
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Autismo
  • Insomnio
  • Dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia y disgrafía)
  • Adicción a las drogas (incluido el alcohol)
  • Esquizofrenia
  • Estrés postraumático
  • Alzheimer

También se ha explorado su uso en problemas menos comunes como migrañas, trastornos alimentarios, párkinson, fibromialgia y TOC. Incluso, personas sanas lo han utilizado para promover la salud, fomentar la creatividad musical y mejorar el rendimiento deportivo.

Improvisando entre silencios incómodos

La popularidad del neurofeedback no siempre se traduce en eficacia probada. Por ejemplo, aunque la International Society for Neurofeedback and Research lo clasifica con un alto nivel de eficacia (4 de 5) para el TDAH en niños, metaanálisis recientes no encuentran beneficios significativos. Existen dudas sobre si el éxito en algunos estudios se debe al tratamiento o a un efecto placebo, ya que la sugestión puede reducir la sintomatología del TDAH. En adultos, no se han encontrado efectos específicos.

Para la depresión, el neurofeedback cuenta con escaso apoyo en la investigación existente, con la mayoría de estudios en un nivel 2 de evidencia. La falta de estudios controlados es una complicación importante, aunque se sigue viendo como una técnica prometedora para el futuro.

En el caso de los trastornos de ansiedad, se han obtenido resultados particularmente positivos. Sin embargo, se advierte que atribuir estos resultados únicamente al neurofeedback podría ser un “engaño involuntario”, una atribución errónea de los beneficios obtenidos al procedimiento.

Al compás de la incertidumbre

En resumen, aunque el neurofeedback se ha utilizado como tratamiento complementario en diversos trastornos y alteraciones, la investigación actual no respalda firmemente su eficacia más allá del efecto placebo. La falta de protocolos estandarizados, pocos estudios de “doble ciego” y la limitada aplicación de grupos placebo (a menudo por cuestiones éticas, especialmente en niños) dificultan establecer una relación de causa y efecto.

Es cierto que quienes lo han probado expresan una “alta satisfacción”. Sin embargo, desde una perspectiva científica, la satisfacción subjetiva no es suficiente. El neurofeedback, por ahora, necesita más ensayos rigurosos antes de consolidarse como una terapia con eficacia demostrada.

¡Queremos tu opinión! ¿Habías oído hablar del neurofeedback? ¿Crees que el entrenamiento cerebral puede realmente “afinar” nuestra mente? Comparte tus pensamientos en los comentarios y ayúdanos a seguir explorando temas fascinantes sobre la salud mental.

 

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