Después de ver una película en la que varios de los personajes tenían barba, le pregunté en son de broma a mi hija, de cinco años, si pensaba dejarse la barba cuando fuera grande. La niña contestó: “No, creo que solo me dejaré el bigote”.
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Cuando mi prima tenía aproximadamente siete meses de embarazo, se vio en la necesidad de hacer un viaje de una semana de duración. Su hijo, de siete años, se quedaría al cuidado de su abuela. Poco antes de que mi prima partiera, el pequeño se acercó, angustiado, a preguntarle: “Mamá, ¿si viene la cigüeña y tú no estás, qué voy a hacer?”.
Irma Blanco, México
Hace varios años, mi hijo que estudiaba la universidad y yo íbamos hablando en el auto sobre conocimientos generales. En determinado momento, él me preguntó:—¿Cuál crees que sea el logro más grande de la humanidad, papá?
Sin dudarlo un instante, mi otro hijo, entonces de seis años, que iba en el asiento trasero, exclamó:—¡Pues Shrek!
Mariano Hernández, México
Una vez le pregunté a mi hijo, de tres años, cómo se imaginaba que era el cielo. “¡Yo creo que es un lugar donde todos manejan una camioneta monstruo!”, respondió.
buzzfeed.com
No sabía qué comprarle a mi mamá como regalo de Navidad, y un día me enteré de que era posible ponerle el nombre que uno eligiera a una estrella del firmamento. Mi esposo y yo averiguamos los detalles y comentamos lo original que sería darle ese obsequio. Nuestra nieta de cuatro años, que había escuchado toda la conversación, preguntó con lágrimas en los ojos: “¿Y cuando le den el regalo a mi bisabuelita, ella se mudará a esa estrella?”.
Josefina Álvarez, Estados Unidos
Durante el embarazo de mi tercer hijo (ya tenía un niño de nueve años y una niña de cinco), en el segundo trimestre me enteré de que venía en camino otro varón, así que decidí contárselo a mi hija. Al enterarse de la noticia, ella preguntó, suspirando: “¿Por qué Dios quiere que tenga puros hermanos?”.
babble.com
Hace poco, mi hijo exclamó: “¡No quiero usar shorts! ¡Quiero usar pantalones de manga larga!”.
babble.com
Una tarde, Kiley, mi sobrina de cuatro años, veía cómo su mamá lavaba las paredes de la casa. Aunque mi hermana estaba parada en una silla, no lograba alcanzar el techo. Al ver esto, la pequeña le dio un consejo: “Oye, mami, necesitamos unas paredes más bajitas”.
@Ruth_Thiessen
Cierto día, cuando mi hermano cursaba la primaria, desapareció nuestro perro. Al ver lo copioso de su llanto, mi mamá le dijo:
—Creo que si yo me muriera, no lo sentirías tanto.
—No, mamá, ¡yo te quiero igual que al perro! —respondió mi hermano.
Patricia Vargas, México
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