Tal para cual
Mis hijas son gemelas idénticas. Nunca han tenido mayor problema para compartir sus cosas, y en general son buenas amigas. Sin embargo, ahora que han entrado a la adolescencia, algunas veces pelean a causa de la ropa.
Cierta vez, mientras discutían por una prenda en particular, Shea le gritó a su hermana:
—¡Deja de usar mi ropa!
Al instante, Bryn le respondió:
—Y tú, ¡deja de usar mi cara!
@Sandra_kirkpatrick
Un día mis dos hijas, Galia, de cinco años, y Natali, de tres, estaban conversando. De pronto, la mayor le preguntó a su hermana:
—Oye, ¿tú sabes quién es el rey del universo?
Sin dudarlo ni un instante, Natali respondió:
—¡Claro que sí: el Rey León!
Claudia Eslava, Perú
Durante unas vacaciones, mi familia y yo nos hospedamos en un hotel todo incluido. La primera vez que desayunamos allí, mi esposo y yo nos servimos varios platos del delicioso bufet. Nuestro pequeño hijo, en cambio, se limitó a tomar una cajita de cereal.
—¿Sólo tomaste eso? —dije—. Es un bufet, puedes servirte lo que quieras.
—¿Todo lo que yo quiera? —contestó, con los ojos muy abiertos.
—Sí, cariño —le respondí.
Entonces el niño regresó a la mesa del bufet… ¡y tomó otras dos cajitas de cereal!
Silvia Rodríguez, México
Nuestro hijo Daniel, de tres años, tiene una fascinación especial por los animales y los bebés. Cuando estábamos en el proceso de enseñarle límites al hablar con desconocidos, un día que íbamos en un ascensor entró una mujer con su pequeño hijo en una carriola. Daniel se inclinó para ver de cerca al niño, y entonces le recordé sutilmente:
—¿Qué debes preguntar si quieres saludar a alguien?
Tras pensarlo un momento, Daniel se volvió a la mujer y le dijo:
—Oye, ¿puedo rascarle las orejas a tu bebé?
@marjorie_murphy
Un día lluvioso tuvimos que quedarnos en casa. Aburrido, el hijo de tres años de mi pareja le preguntó:
—Papi, ¿por qué llueve?
—No lo sé —le dijo él—. Creo que debes preguntarle eso a Dios.
Tras oír esto, el pequeño se volvió hacia mí y me hizo exactamente la misma pregunta.
@Laurel_Myers
Casi un mes después de que nació mi hijo, Cameron, me detuve a cargar gasolina acompañada en el auto por el bebé y su hermana Lynsey, de tres años. Mientras llenaba el tanque, los vigilaba por la ventanilla. Al terminar, subí al coche y oí a Cameron llorando a todo pulmón.
—¿Cuánto tiempo lleva llorando así tu hermanito? —le pregunté a Lynsey.
Furiosa, la pequeña contestó:
—¡Más de tres semanas!
@jocelynmacneil
Mi hija Alex, de cuatro años, acababa de aprender a rodar por el piso y estaba ansiosa por mostrarle a su bisabuela, de 95 años, cómo lo hacía.
—¡Ven, abuelita! ¡Rodemos juntas! —le dijo la pequeña.
—¡No, cariño, yo no puedo hacer eso! —contestó la bisabuela.
—Está bien —repuso Alex—. Tal vez puedas el próximo año, cuando estés un poco más grande.
@JoanneHilger
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