En muchos casos, es posible evitar el dolor provocado por ciertas enfermedades simplemente al cuidar nuestra mente y nuestro cuerpo. Una actitud proactiva y una colaboración estrecha con los médicos son los primeros pasos para prevenir diversas molestias.
Tanto la salud física como la alimentación, la condición física y el bienestar psicológico pueden influir en tu susceptibilidad al dolor y la forma en que lo percibes.
Al comprender las necesidades de tu cuerpo, podrás mejorar tu estilo de vida para disminuir cualquier dolor actual y reducir el riesgo de sufrir otros en el futuro.
Al considerar cómo lidiar con el dolor o reducir la probabilidad de sufrirlo, es importante pensar en el cuerpo y la mente como un todo.
Reconocer que todos los aspectos de tu estilo de vida —dieta, postura, estado físico y estado de ánimo— contribuyen al bienestar general se conoce como enfoque holístico de la salud.
El organismo es muy eficaz para darnos señales de aviso cuando estamos agotados; el cansancio y los achaques podrían indicar que debemos tomar medidas urgentes para ajustar nuestros hábitos cotidianos. Cambiar los hábitos potencialmente dañinos puede evitar el desarrollo de enfermedades más graves.
Muchos padecimientos dolorosos pueden tener relación directa con hábitos alimentarios deficientes. Saber qué alimentos contienen grasa puede ayudarte a decidir con responsabilidad cuáles de ellos incluir en una dieta saludable.
Una alimentación equilibrada que contenga proteínas, carbohidratos, fibra, vitaminas y minerales en proporciones adecuadas es capaz de mejorar tu salud al fortalecer los mecanismos naturales de defensa del organismo.
Añadir una rutina de ejercicio a tu vida puede ayudarte a prevenir el dolor causado por ciertas enfermedades, como la angina de pecho. En términos generales, el ejercicio regular te ayuda a mantener un peso saludable y a reducir el estrés.
Más concretamente, puede minimizar el riesgo de sufrir dolor relacionado con cardiopatías, pues contribuye a disminuir la presión arterial y los niveles de colesterol en la sangre.
El sueño regular es importante para funcionar bien y de manera segura durante el día.
En el corto plazo, la privación de sueño produce irritabilidad y reduce la capacidad de atención; a largo plazo, puede hacer cada vez más difícil la concentración y deteriorar el nivel de energía.
La privación de sueño también debilita tu sistema inmunitario y te expone a sufrir dolor por enfermedades leves, como infecciones virales. Esto pasaría si no pudieras dormir durante 4 días o más.
Hay varias maneras de tener un buen descanso:
Sigue este plan:
Detonantes comunes de dolor
Aprender a conocer y manejar tus detonantes personales de dolorpodría darte más control sobre tu situación.
Es verdad que no podemos influir en el clima ni en nuestras hormonas, pero sí podemos evitar el agotamiento, comer alimentos nocivos, fumar, sentarnos encorvados o estresarnos demasiado.
Como en cualquier relación de pareja, una parte vital de lidiar con el dolor consiste en aprender qué funciona mejor.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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