Todos nos sentimos tristes a veces, pero la sensación generalmente pasa. La depresión, sin embargo, es algo más que un estado de ánimo decaído: es una condición en la que se siente una infelicidad intensa durante buena parte del tiempo.
Si bien el estrés y la depresión pueden afectarte de manera similar, los síntomas de la segunda son más intensos y duraderos. Además, pueden llegar a provocar fuertes cambios en el estado de ánimo.
La depresión produce cambios físicos específicos, como la pérdida (o, en ocasiones, aumento) del apetito y problemas de sueño. Otros síntomas son estreñimiento, fatiga extrema y una sensación de malestar. Las personas con depresión suelen mostrar un descenso en sus niveles de energía que las deja agotadas e incapaces de actuar, una sensación de vacío y falta de interés por todo.
La comida se vuelve insípida, y las reuniones con amigos y familiares se hacen tediosas. En casos graves el paciente experimenta una desesperanza total, y puede pensar en el suicidio. Es importante que quien padezca estos síntomas busque ayuda médica inmediata; la depresión es una condición muy tratable, con muchas opciones disponibles, desde la psicoterapia hasta la medicación.
Hay muchas teorías sobre las causas de la depresión, entre ellas:
Todos varían en síntomas y gravedad. La mayoría se encuentra en una de dos categorías:
Este es el grupo más pequeño. Es de naturaleza bioquímica y, por lo general, se asocia con una serie de síntomas físicos, incluyendo el despertarse muy temprano por la mañana y perder peso por no comer. Un síntoma clave es una sensación generalizada de desesperanza y no encontrar placer en nada. El riesgo de suicidio es alto.
Se trata con antidepresivos y algunas veces requiere ingreso hospitalario. Los pacientes que hayan sufrido un solo episodio pueden dejar de tomar el medicamento cuando mejoren, pero los recurrentes deben seguir con los antidepresivos para prevenir y aprender a reconocer los síntomas de una recaída, a fin de que puedan recibir ayuda a tiempo.
Esta es la forma más común. Se trata de una combinación de factores genéticos (antecedentes familiares de ansiedad y depresión), rasgos de personalidad (como el perfeccionismo) y situaciones estresantes actuales o crónicas (como un empleo difícil). La gente es infeliz, pero por lo general se puede animar brevemente.
Este tipo de depresión tiene pocos síntomas físicos, aparte del aumento de peso debido a que la persona come para calmarse, y el insomnio como resultado de las preocupaciones. El principal tratamiento es la terapia cognitiva conductual, un tipo de psicoterapia que ayuda a la gente a cambiar su manera de reaccionar ante las situaciones, alterando su forma de pensar y comportarse. La depresión posparto pertenece a este grupo.
La persona experimenta episodios de depresión y episodios de manía con periodos de humor normal entre ellos. Se trata con medicación a largo plazo.
Este es un tipo de depresión recurrente con sentimientos de tristeza, frustración e ira que duran desde algunas semanas hasta varios meses. El tratamiento incluye tanto medicamentos como psicoterapia.
Para algunos, los episodios repetidos de depresión son tan predecibles como los cambios de estación. Con la llegada del otoño o el invierno, la persona experimenta una caída en sus niveles de energía, entusiasmo y salud mental en general. Los científicos creen que el trastorno puede ser causado por una disminución en la cantidad de luz solar a la que está expuesto el paciente.
La oscuridad aumenta la producción de melatonina, una sustancia química natural secretada por la glándula pineal que tiene un efecto sedante, pues incrementa la fatiga y reduce la actividad física. Una solución es salir a tomar el sol durante al menos 15 minutos al día.
Es un trastorno de ansiedad que puede conducir a la depresión y puede desarrollarse en alguien que experimenta o atestigua un evento traumático, como un accidente de tráfico o un desastre mayor. Los síntomas incluyen revivir el evento en forma de pesadillas o recuerdos vívidos, evitar repetir el evento (como no conducir después de un accidente automovilístico), dificultad para dormir, hipervigilancia, entumecimiento emocional y desinterés por los pasatiempos.
El rendimiento laboral o escolar puede deteriorarse debido a que la persona tiene dificultad para concentrarse. Las relaciones personales pueden verse afectadas. También pueden presentarse sensaciones físicas desagradables, como dolor de cabeza y dolores abdominales. Como consecuencia del TEPT, la persona puede comenzar a utilizar o aumentar su consumo de alcohol o drogas.
Es posible que los síntomas aparezcan tiempo después de los acontecimientos que los desencadenan, por lo que el vínculo no siempre es evidente. De no tratarse, llega a provocar angustia y sufrimiento, por lo que es importante buscar ayuda médica cuando se comiencen a notar las señales.
Las mujeres tienen el doble de probabilidades de experimentar depresión que los hombres, pero los expertos no tienen una idea clara del motivo. Algunos creen que se debe a las hormonas; otros, a que nuestra sociedad les impone a ellas exigencias conflictivas e imposibles de alcanzar, lo que ocasiona más culpa y baja autoestima.
O podría ser que propenden más a reconocer que tienen depresión y buscar ayuda profesional, mientras que las estadísticas indican que los hombres recurren al alcohol o a otros “métodos” y, por lo tanto, no son diagnosticados.
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