Cuando ver se vuelve un lujo: una nueva esperanza para la salud visual de millones
Imagina que cada cuatro semanas debes asistir al hospital para que te inyecten directamente en el ojo. Es necesario para no perder la vista, pero también es doloroso, estresante, costoso.
Así viven cientos de miles de personas en México que padecen enfermedades como la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) o el Edema Macular Diabético (EMD), dos afecciones que, si no se atienden correctamente, pueden llevar a una pérdida visual severa o incluso a la ceguera.
Una nueva formulación
En este contexto, una nueva formulación aprobada recientemente en México representa una esperanza tangible para estos pacientes. Se trata de aflibercept 8 mg, un medicamento oftalmológico que permite espaciar las inyecciones hasta cada cinco meses, sin comprometer la eficacia del tratamiento.
Esta noticia fue compartida en el marco del Retina Expert Summit LATAM 2025, que reunió en la Ciudad de México a más de 200 especialistas de 10 países para discutir los retos y avances en salud visual.
Pero, ¿por qué esto debería importarle a la población mexicana? La respuesta está en los números… y en las historias detrás de ellos.
Ver cuesta (y también duele)
El tratamiento tradicional para estas patologías suele requerir inyecciones intraoculares mensuales durante varios años. Además del miedo natural que implica “pincharse el ojo”, está el costo: consultas, traslados, acompañamiento, pérdida de días laborales y, en infinidad de casos, un tratamiento que no está completamente cubierto por el sistema de salud o los seguros de gastos médicos.
“No es una simple inyección como una vacuna. Es una inyección intraocular, en un lugar delicado, en condiciones médicas, que además de lo físico, tiene un impacto emocional y económico tremendo”, explicó la Dra. Karen Palacios, gerente del área de Oftalmología en Bayer México.
Las terapias como aflibercept 8 mg ofrecen una oportunidad de cambiar esta realidad. Gracias a su mayor potencia y duración, permite extender los intervalos entre inyecciones a 16 y hasta 20 semanas. Para el paciente, esto significa menos visitas al hospital, menos dolor, menos estrés y menos gasto.
Una población que envejece… y que se enferma más
En México, el panorama de la salud visual está íntimamente ligado al crecimiento de dos factores: el envejecimiento de la población y el alarmante aumento de la diabetes.
Según el INEGI, el 10% de la población ya tiene más de 65 años, y ese número no dejará de crecer. Como explicó la Dra. Ingrid Pita, del Hospital Nuestra Señora de la Luz IAP:
“La degeneración macular está ligada al envejecimiento. Una de cada 11 personas a nivel mundial la tendrá. Y en México, en su forma neovascular, puede reducir la visión en un 40 %, afectando directamente la calidad de vida”.
Por otro lado, la diabetes —enfermedad silenciosa y progresiva— sigue escalando sin control. En el país, hasta 18% de la población podría vivir con esta condición, y de ellos, más del 30% desarrollará Retinopatía Diabética, siendo el Edema Macular una complicación frecuente.
“Una persona puede tener diabetes por años sin saberlo, hasta que un día se da cuenta que ha perdido visión”, advirtió la Dra. Palacios. “Por eso el diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado son fundamentales.”
El problema de fondo: ¿por qué los pacientes abandonan?
Aunque existen terapias efectivas, infinidad de personas abandonan el tratamiento o simplemente no lo inician. El Dr. Hernán Andrés Ríos, especialista en retina y vítreo, explicó que el mayor reto no es médico, sino humano: la adherencia.
“Sabemos que cuando los pacientes no siguen el tratamiento, el desenlace visual es mucho peor. Las razones son muchas: el costo, la distancia al hospital, el miedo a la inyección, y algo que subestimamos mucho: la relación médico-paciente”, señaló.
De hecho, estudios muestran que los pacientes no se motivan solo por miedo a perder la visión, sino por la confianza que sienten en su médico y el apoyo de su entorno. “Una tableta diaria es fácil. Pero una inyección en el ojo, cada mes, durante años, es otra cosa”, afirmó el Dr. Ríos.
¿Qué implica todo esto para la sociedad?
La discapacidad visual no solo afecta al paciente. Tiene un alto costo para las familias, para el sistema de salud y para el país. Desde terapias de baja visión hasta depresión, ausentismo laboral, accidentes y jubilaciones anticipadas. El impacto es profundo.
Un estudio citado en el Retina Summit estimó que invertir $61,000 en un tratamiento como aflibercept puede evitar hasta $310,000 en gastos futuros, al prevenir complicaciones como el costo de las lesiones del paciente que se cayó y se fracturó la cabeza, que asiste a terapia con psiquiatra, el desempleo o las residencias de adultos.
“No es mi aseguradora, no es el hospital público, no es mi gobierno. Soy yo quien tendré que pagar con lo que trabajé”, recordó la Dra. Pita.
La diferencia de una dosis
El nuevo aflibercept 8 mg, aprobado por la COFEPRIS, ya se encuentra disponible en el sistema público de salud en México.
Cuenta con el respaldo de estudios como PULSAR (para DMAE) y FOTÓN (para EMD), que demuestran que esta nueva presentación mantiene la eficacia y seguridad, con resultados estables hasta por tres años.
“Este tipo de tratamientos no solo ayudan a preservar la visión, también ayudan a preservar la independencia, la dignidad y la calidad de vida”, destacó la Dra. Yusimit Ledesma, directora médica de Bayer México.
“Como país anfitrión del Retina Expert Summit, México tiene una gran responsabilidad: impulsar el acceso y uso de tratamientos innovadores que verdaderamente marquen la diferencia”, añadió.
Ver, seguir viendo… y vivir mejor
Las enfermedades visuales crónicas como DMAE y EMD ya no tienen que ser una sentencia de oscuridad.
El avance en tratamientos, como esta nueva formulación de aflibercept, demuestra que la ciencia está de nuestro lado. Pero la tecnología, por sí sola, no basta. Requiere de un sistema de salud comprometido, médicos actualizados, familias involucradas y, sobre todo, pacientes informados y acompañados.
Ver no debería ser un privilegio ni un lujo: debería ser un derecho accesible para todos.