¿Azúcar o endulzante artificial? ¿Caminadora de banda o elíptica?¿Menos carbohidratos o menos grasas? He aquí el dictamen de los expertos.
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) confirma que los endulzantes artificiales son inocuos, pero siempre es preferible ingerir lo natural con moderación.
Aunque el cuerpo sabe procesar el azúcar (la quema para obtener energía y, si la ingieres en exceso, la almacena en forma de grasa), estudios realizados con animales indican que el consumo habitual de endulzantes artificiales puede alterar el metabolismo y la regulación del nivel de glucosa en la sangre, y quizá fomentar el sobrepeso y la intolerancia a la glucosa.
Advertencia: los diabéticos, que deben vigilar rigurosamente su nivel de glucosa, deben consultar al médico sobre las opciones más saludables para ellos.
Ahora bien, el consumo total de azúcar o de endulzante artificial es más importante que la manera de endulzar el café, señala Elisa Zied, ex vocera de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos.
Según la Organización Mundial de la Salud, un adulto no debe exceder seis cucharaditas diarias de azúcar (una lata de refresco puede contener hasta 10 cucharaditas). Los límites de endulzante recomendados por la FDA varían, pero Zied aconseja no exceder un par de sobres al día.
Se puede aumentar el ritmo cardiaco y quemar calorías en cualquier aparato de acondicionamiento cardiovascular, pero cada vez que se pisa la banda se obtiene el beneficio extra de fortalecer los huesos, dice Jessica Matthews, asesora en salud y acondicionamiento del Consejo Estadounidense sobre el Ejercicio.
Sólo los ejercicios en que se sostienen pesas o el propio peso (caminar, trotar, saltar la cuerda y levantar pesas) aumentan la densidad ósea, lo que la elíptica no hace tan bien.
A muchas personas les gusta más la caminadora de banda, revela un reciente estudio publicado en la revista Perceptual and Motor Skills, y esto contribuye a que perseveren en el ejercicio.
Aun así, para quien padece artritis o sobrepeso quizá el menor impacto de la elíptica sea más cómodo para sus articulaciones, añade Matthews.
Aunque los investigadores llevan décadas discutiendo esto, un estudio de 2014 de los Institutos Nacionales de Salud (INS) de Estados Unidos inclinó la balanza a favor de la dieta baja en carbohidratos.
En un lapso de 12 meses, quienes seguían esta dieta bajaron unos 3.6 kilos más que los sometidos a la dieta baja en grasas. Pero no hay que eliminar los carbohidratos, dice Melina Jampolis, presidenta del Consejo Nacional de Nutricionistas de Estados Unidos.
En la dieta baja en carbohidratos de los INS, por ejemplo, 30 por ciento de las calorías procedía de ellos (unos 110 gramos al día en una dieta de 1,500 calorías), o el equivalente de una taza de avena con media taza de arándanos azules y una cucharadita de azúcar morena, una manzana chica, una taza de yogur griego bajo en grasa con media taza de cereal rico en fibra y una rebanada de pan integral, y verduras y proteínas en abundancia. Esto les da gran libertad a los amantes de la pasta.
Sueño y ejercicio son esenciales para la salud, pero añadir una hora cuando ya se durmió bastante no es tan bueno como la actividad física matutina.
Los estudios revelan que basta una sesión de ejercicio para aliviar el desánimo y bajar la presión arterial durante horas, aun en personas no hipertensas; además, puede infundir energía.
En un análisis de estudios de 2006, científicos de la Universidad de Georgia observaron una estrecha relación entre la actividad física y la reducción de la fatiga. Experimentos hechos por los mismos científicos en 2008 y 2010 confirman que el ejercicio, lejos de cansar, energiza.
Aunque, a diferencia del alcohol de algunos antisépticos, el jabón no mata los microbios, el lavado deja las manos más limpias, afirman los infectólogos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Múltiples estudios demuestran que la combinación de agua corriente, espuma de jabón y frotarse las manos 20 segundos elimina el mayor número posible de ciertos virus y bacterias patógenos.
No hace falta usar agua tibia ni caliente: no elimina más gérmenes que la fría y puede resecar más las manos. Si no tienes acceso a agua y jabón, un gel antiséptico para manos con un mínimo de 60 por ciento de alcohol es una buena opción, añaden los CDC.
Ambos calzados permiten la distribución uniforme del peso corporal porque hay mucho contacto entre el talón y el suelo (comparados, por ejemplo, con los tacones de aguja), pero los tacones de cuña dan mejor apoyo, dice Michele Summers Colon, podiatra y diseñadora de zapatos de El Monte, California.
“Las zapatillas muy bajas son lo peor que puedes usar”, añade. “Como no dan apoyo al arco, los tobillos tienden a rotar hacia dentro, doler y causar molestia en las pantorrillas y las rodillas”.
Los estudios eran contradictorios, pero en 2014 una revisión de la fundación Cochrane de 56 estudios confirmó que los cepillos eléctricos quitan de 11 a 21 por ciento más placa bacteriana que los manuales y son mejores para reducir otros signos de gingivitis.
Otra ventaja de muchos modelos es el temporizador. “Los pacientes no suelen fijarse en el poco tiempo que dedican al cepillado”, dice el doctor Ricardo Vidal Gonzalez, de la Clínica Mayo. “La mayoría de los dentistas coinciden en que el cepillado correcto lleva al menos dos minutos, y así se lo dicen a sus pacientes, pero muchas personas le dedican menos de un minuto”.
El cepillado correcto es fundamental para promover la salud de la boca y de todo el cuerpo, agrega Vidal. “Una infección bucal puede dañar la salud cardiovascular, así como a los diabéticos y las mujeres embarazadas”, dice.
Aunque la mayoría de las personas sanas pueden practicar una buena higiene bucal cepillándose dos veces al día con un cepillo manual, agrega, quien padece gingivitis o artritis —trastornos que dificultan el cepillado— quizá se beneficie con uno eléctrico.
“Los alimentos siempre son el mejor vehículo de los nutrientes”, señala el doctor Gerard Mullin, director de Servicios de Nutrición Integral Militar de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore.
La sinergia entre los componentes de los alimentos enteros no se puede emular con un complemento. Cuando compres alimentos probióticos como yogur, miso, col agria y kéfir, verifica que la etiqueta diga cultivos vivos y activos.
Si no te gusta su sabor, pide a tu médico que te recomiende un complemento de buena calidad, dice Mullin.
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