Olvídate del estrés y recupera la calma con estos sencillos consejos
Piensa en recuerdos positivos relacionados con ejercicios o actividades, las personas que evocan estas memorias hacen ejercicio con más frecuencia.
Los días de campo familiares, tus paseos con amigos, las tardes con tu perro, los juegos con tus nietos. Piensa en recuerdos positivos relacionados con ejercicios o actividades, pues se sabe que las personas que evocan estas memorias hacen ejercicio con más frecuencia que aquellos que no lo hacen, y el ejercicio libera dopamina, la hormona de la felicidad.
La mejor manera para que la mente vuele y se olvide de todo es la escritura. Lleva un diario, inventa una historia corta, escribe un correo electrónico o manda un mensaje a tus amigos o familiares, pero escribe.
Los hidratos de carbono inciden en la producción de serotonina, ese neurotransmisor que nos hace sentir tan bien. Para lograr ese suministro constante lo ideal es consumir carbohidratos complejos como el pan y los cereales integrales o la avena, pues se digieren lentamente.
También se sabe que la vitamina C de los cítricos reducen los niveles de cortisol —veneno para el cuerpo producido por el estrés— y refuerza el sistema inmunológico; las espinacas, por su contenido de magnesio, realizan la misma función que la vitamina C. Niveles demasiado bajos de magnesio pueden desencadenar dolores de cabeza y fatiga, agravando los efectos del estrés.
Esta actividad es muy gratificante, pues además de desaparecer el estrés se sabe que mejora el bienestar físico y psicológico, sobre todo a medida que se envejece.
La jardinería reduce la presión arterial y la tensión muscular. Un estudio realizado en Taiwán arrojó que practicar la jardinería a diario se relaciona con una mayor supervivencia en las personas mayores de 50 años.
Incorpora poco a poco el humor a tu entorno con objetos simples como fotografías, tarjetas de felicitación o tiras cómicas que te hagan reír. Cuélgalos en tu casa o en tu oficina. Ten películas, libros o audios cómicos que sean divertidos a mano para cuando necesites un toque adicional de humor. Busca sitios de chistes en Internet. Ve a un club de comedia.
Recuerda que el sentido del humor puede desarrollarse y es más fácil de lo que parece.
Fuentes: AARP, Clínica Mayo y Universidad Rafael Landívar