La 90 entrega de los Premios Óscar se llevó a cabo en el teatro Dolby y, como cada año, la alfombra roja se llenó de glamour, zapatos de tacón y corbatas de moño.
Poco a poco la velada se fue llenando de caras familiares, de mucho español y mucho mezcal.
Guillermo del Toro, nuestro gordo querido, era el favorito en la categoría de mejor director, compitiendo codo a codo con los mejores del gremio: Steven Spielberg y Christopher Nolan. Sin embargo, el tapatío nunca perdió esa sonrisa que lo caracteriza ni ese gran corazón que se le desbordaba por los ojos en cada minuto de la ceremonia.
“Gracias por transmitir la bella melancolía del amor”. Estas fueron las palabras que le regalaba el francés Alexandre Desplat a nuestro compatriota en el momento de agradecer el Óscar por mejor banda sonora, un agradecimiento que se sumaba al de todos lo que, como yo, soñamos con hacer nuestros sueños realidad algún día.
México y Latinoamérica estuvieron presentes a lo largo de toda la noche: cuando Gael García Bernal salió a cantar con un moño de mariachi; en cada nota que entonaba Natalia Lafourcade; en cada nominación que tuvo La forma del agua y no ganó, así como en las que sí triunfó; cuando ganó Una mujer fantástica y Sebastián Lelio, acompañado de Daniela Vega, agradecieron a Chile; en el momento en que Adrián Molina pudo agradecer el Óscar que por un par de segundos fue suyo; en Salma Hayek, en Eugenio Derbez, en Eiza González, en Alfonso Cuarón, en Alejandro González Iñárritu, en las lágrimas de Guillermo y, por supuesto, en la mejor película del 2018.
La forma del agua se llevó cuatro premios de la Academia y Guillermo del Toro se convirtió en el tercer director mexicano en alcanzar la gloria al ganar esta estatuilla.
También nos regaló una vez más un discurso en el que recuerda que Estados Unidos es un país creado por migrantes y la industria cinematográfica está conformada por personas con un sinfín de orígenes “Yo soy un inmigrante como Alfonso y Alejandro, mis compadres. Como Gael, Salma y como muchos de ustedes. En los últimos 25 años he vivido en un país que es de todos nosotros: tiene partes de aquí, de Europa, de todas partes, porque creo que lo más maravilloso que se puede hacer —y nuestra industria lo hace— es borrar las líneas en la arena”.
Vivimos en un tiempo en el que es muy difícil confiar en una persona que tiene un micrófono en la mano, y quizá esta sea una luz de esperanza que muchos jóvenes en nuestro país necesitan, un camino que cada vez ésta más marcado en la arena, porque ya lo han transitado antes.
Les dejamos aquí una lista de las ganadoras de la noche, las mejores películas del año, las que no pueden dejar de ver.
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