Las 26 letras del alfabeto guardan increíbles secretos
El aspecto de la letra A solía ser distinto. En las antiguas lenguas semíticas estaba de cabeza, y formaba un símbolo parecido a un novillo con cuernos.
El aspecto de la a mayúscula solía ser distinto. En las antiguas lenguas semíticas estaba de cabeza, con lo cual formaba un símbolo parecido a un novillo con cuernos.
Toma papel y pluma, y empieza a escribir los nombres de los números. ¿Qué letra falta? Si continuaras, tendrías que llegar al billón para que aparezca la b.
Benjamín Franklin quiso desaparecer la c —y también la j, la q, la w, la x y la y— del alfabeto a fin de sustituirlas con seis signos que él mismo había inventado. Aseguraba que con esto simplificaría el idioma inglés.
Contrario a lo que muchos piensan, la D en la frase “Día D” no hace alusión al “destino fatal” ni a un “deceso”; significa… “día”. Los militares suelen denominar así a las invasiones u operaciones importantes (por eso el 5 de junio de 1944 fue el D-1).
Estás ante el “herrero” del inglés. La e se usa más que cualquier otro grafema en dicho idioma. Aparece en 11 por ciento de todo el léxico, según un análisis de más de 240,000 entradas del Concise Oxford English Dictionary.
Cualquiera que haya asistido a una escuela estadounidense contemporánea sabe que la nota mínima que puede obtener es F. No obstante, el símbolo tradicional de mal desempeño escolar solía ser E.
Cuando los directivos del Mount Holyoke College rediseñaron el sistema de calificaciones en 1898, quisieron evitar que los estudiantes interpretaran la E como sinónimo de “excelencia”. Por ello, utilizaron la F, que remite a “fracaso” de manera mucho más contundente.
El símbolo de origen fenicio guímel, que significa “camello”, solía utilizarse para representar tanto la g como la c. Fueron los romanos quienes finalmente las distinguieron: la c conservó su forma original, mientras que a la g se le agregó una barra.
Desde hace mucho tiempo, los británicos tienen un trauma con la h, según Michael Rosen, autor de un libro sobre la historia sajona del alfabeto. Y es que la pronuncian de dos maneras: “eich” y “jeitch”. Las variantes dialectales que omitían el fuerte sonido de la j se consideraban vulgares, afirma Rosen. Por su parte, en Irlanda del Norte, la forma de pronunciarla distinguía a católicos (“jeitch”) de protestantes (“eich”).
El punto que corona a la i y a la j recibe un nombre gracioso en inglés: tittle, que significa ápice o pizca.
Esta es una de las dos letras que no aparecen en la tabla periódica (la otra es la q). Fue inventada en el siglo XVI por un italiano. La j es de las últimas letras que fueron incorporadas al abecedario.
después de la L (ver el siguiente punto), la k es tal vez la letra más célebre en el ámbito deportivo. Los fanáticos del beisbol la utilizan para registrar los ponches (cuando se escribió el primer marcador en 1859, se utilizó la s, que indicaba sacrificio; la k viene del final de la palabra inglesa struck, que equivale a ponchado).
La NFL (Liga Nacional de Futbol Americano, por sus siglas en inglés) estadounidense identifica con números romanos al gran partido final de cada temporada; sin embargo, en la quincuagésima edición del Supertazón emplearon los arábigos.
¿La razón? Los fanáticos anglohablantes identifican las letras w y l con el triunfo (win) y la derrota (loss), respectivamente. Dado que el número 50 romano se representa con L, la NFL no quiso correr el riesgo de que el Supertazón fuera, en términos de publirrelacionistas, el gran perdedor.
Es imposible pronunciar la m sin juntar los labios. ¡Anda, inténtalo!
Originalmente, el grafema n se asociaba con el agua: la palabra fenicia para referirse a ella era nun, que más tarde se incorporaría al arameo con el significado de “pescado”. De hecho, si te fijas en su forma, la n es la representación pictórica de una ola que rompe.
En inglés, son solo cuatro las letras (a, e, l, o) que aparecen duplicadas al inicio de una palabra (aardvark [cerdo hormiguero], eel [anguila], llama, ooze [manar], etcétera); el caso más frecuente es el de los vocablos que empiezan con doble o.
Quizá sea esta la letra más versátil del inglés; forma palabras con cada vocal: pap [tontería], pep [vigor], pip [pitar], pop [chasquido], pup [cachorro].
De cada 510 grafemas empleados para formar voces inglesas, tan solo una es q. Se trata, pues, de la menos popular de este idioma, según reveló un análisis efectuado en el Concise Oxford English Dictionary.
También conocida como littera canina o letra canina dada la propensión de los hablantes de latín a pronunciarla con un sonido vibrante, similar al gruñido de un perro, la r ocupa un espacio especial en la obra de William Shakespeare, Romeo y Julieta. Y es que la nodriza de Julieta usa la expresión “nombre del perro” al referirse a este símbolo en el acto 2, escena 4.
El alfabeto inglés incorporó, por un corto lapso, una letra llamada “s larga”. Se utilizó desde finales del Renacimiento hasta principios del siglo XIX. Su aspecto era similar al de la f, pero se pronunciaba como s. La verás en varios manuscritos de los fundadores de Estados Unidos, como, por ejemplo, la Carta de Derechos.
La voz inglesa T-shirt (camiseta) hace alusión a la manera en que están dispuestos el centro y las mangas de esa prenda. Se cree que Francis Scott Fitzgerald fue el primero en incorporar el término a la cultura popular en 1920. Y es que el protagonista de su primera novela, A este lado del paraíso, lleva una camiseta al internado.
Antes del año 1500, las letras u y v se usaban de modo intercambiable en función tanto de vocal como de consonante. No obstante, esto cambió en 1557 tras una reforma impulsada por un educador francés, quien comenzó a utilizar la primera solo como vocal y la segunda como consonante.
Esta es la única letra que, en inglés, nunca es muda (siempre se pronuncia). Incluso letras destacadas como la j y la z son mudas en palabras que se incorporaron al inglés provenientes de otro idioma; por ejemplo, marijuana (del español) y laissez-faire (del francés).
¿Te has preguntado por qué la llamamos “doble u” por mucho tiempo? El abecedario latino carecía de una letra para representar el sonido de la w del inglés antiguo; por ello, en el siglo VII los escribanos empezaron a utilizar dos letras u (uu). Al paso del tiempo, estas se fundieron y dieron paso a la w.
Como queda de manifiesto en la frase “encuentre el valor de x”, esta letra es la representación por excelencia de lo desconocido.
La idea se le atribuye al matemático René Descartes, quien utilizó las últimas tres letras del abecé para representar cantidades desconocidas en su libro La geometría. Análogamente, eligió a, b y c con objeto de representar cifras conocidas.
Dado que puede fungir como vocal o consonante, la y es la letra camaleónica del inglés: el Oxford English Dictionary la clasifica como semivocal dado que cumple con los criterios de pronunciación de ambas. En el primer caso, el aire deja de fluir por el aparato fonador en palabras como yell [grito] y young [joven].
En el segundo caso, es necesario abrir la boca para emitir sonidos vocales, como al pronunciar myth [mito] o hymn [himno]. [En español también se observa tal dualidad: por ejemplo, hay y vaya].
Aunque no lo creas, la z no siempre fue la última de la lista. En una época, los griegos la ubicaron en la respetable séptima posición.