Si tiras algunos residuos de productos vegetales, podrías estar desperdiciando nutrientes fundamentales.
No lo tires a la basura. “Esta fruta contiene bromelina, una enzima que puede reducir la inflamación nasal y de los senos paranasales, mitigar la artritis y los dolores musculares, y quizá combatir el cáncer”, dice la nutricionista Lauren Popeck.
Pica y ponle el corazón a los cocteles de frutas, ensaladas de col, sopas, salsas o alimentos fritos; mézclalo en batidos o agrégalo al agua, el té, la sangría y los marinados para mejorar su sabor.
No es posible comer un kiwi como si fuera un durazno. ¿Estás seguro? En realidad, su recubrimiento es muy bueno. “Tiene más fibra que el resto de la fruta”, comenta Kelly R. Jones, maestra en ciencias y nutricionista.
“Para conservar la vitamina C, no peles el kiwi antes de guardarlo, ya que aquella se empieza a esfumar en el momento en que entra en contacto con el oxígeno”. Si no te gusta su textura, agrega un kiwi sin pelar a un batido. (Lava todas las cáscaras con agua fría y un cepillo para vegetales antes de comerlas).
Guarda esta capa: presenta una alta concentración de quercetina, fitonutriente que combate la inflamación, disminuye la presión arterial, previene la placa arterial y mantiene la salud cardiaca.
La de la cebolla morada tiene más quercetina que la de la blanca. “Agrégala con toda la cebolla a las sopas, el caldo o la salsa, y quítala antes de ingerirlos”, explica Popeck.
La mayoría nos comemos los plátanos e ignoramos la cáscara. Esto es un error porque: “La cáscara contiene triptófano, que estimula la segregación de serotonina, la hor-mona de la felicidad”, señala Popeck. Usa las cáscaras maduras.
“Estas son más suaves, delgadas y sabrosas”, añade. La especialista recomienda hervirlas 10 minutos, por lo menos, a fin de suavizarlas. Después, añádelas a batidos, alimentos fritos o sopas, o hazlas puré y agrega este a los panqués o a la masa para pastel. Como golosina, rebana y hornea un plátano con cáscara.
No exprimas el limón sobre el pescado y tires el resto. Según Popeck, ahí se esconden excelentes beneficios nutricionales, incluyendo “más de 1 gramo de fibra en dos cucharadas de ralladura, cerca del triple de vitamina C contenida en la pulpa y nutrientes, como folato, vitamina A, calcio y potasio.
“Ralla la parte colorida y espárcela sobre ejotes, úsala en batidos, vinagretas o marinados: mézclala con yogur, queso cottage o avena. La ralladura de naranja, limón y toronja agrega sabor y nutrición con pocas calorías.
La deliciosa pulpa roja es un tentempié refrescante, pero también hay nutrientes poderosos en la cáscara y las semillas, asegura Popeck: la parte blanca de la cáscara “contiene citrulina, aminoácido que se convierte en arginina y, a su vez, ayuda a aumentar el flujo sanguíneo, mejorar la salud cardiaca, fortalecer las defensas y reducir la fatiga muscular”.
Mezcla la cáscara con batidos, pícala e incorpórala a cocteles de frutas, salsas o ensaladas de col; mézclala en sopas con papas y zanahorias, o prepárala en salmuera. Baña las semillas —que tienen magnesio, hierro, folato y otras vitaminas y minerales clave— con aceite de oliva y sal, y hornéalas a 175 grados Celsius, de 10 a 15 minutos.
Espárcelas en ensaladas o agrégalas a una mezcla de frutos secos.
Las hojas de apio son ricas en magnesio, calcio y vitamina C. “Puedes utilizarlas en ensaladas, como ingrediente de caldos de vegetales o como adorno”, aconseja Ilyse Schapiro, maestra en ciencias y nutricionista.
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