Más de 70,000 personas en todo el mundo contestaron una encuesta sobre el comportamiento de la gente en sus relaciones. Estos son los resultados.
Al agrupar y analizar las respuestas, los autores se hicieron una idea de lo que es normal para los participantes, y también compararon los resultados con los de otras encuestas. Un hallazgo en particular les pareció sorprendente. Sigue leyendo…
Quizá pienses que las mujeres. Es difícil saberlo con certeza, sobre todo porque muchas personas creen que se comunican bien. Por ejemplo, más de 90 por ciento de los hombres y mujeres estadounidenses encuestados dijeron ser buenos o excelentes comunicadores. Pero al preguntar a las mujeres si consideraban a su pareja una buena comunicadora, una de cada tres dijo: “¡En absoluto!” Y uno de cada cuatro hombres contestó que estaba muy insatisfecho con las habilidades de comunicación de su pareja.
Esta comunicación es compleja e implica mensajes físicos, emocionales y verbales que a muchos de nosotros nos cuesta trabajo transmitir o captar. En seguida presentamos seis estrategias que te pueden ayudar a comunicarte mejor con tu pareja y a crear con ella una “nueva normalidad”.
Atender las cinco necesidades prioritarias de tu pareja —y ella las tuyas— puede mejorar mucho su comunicación y crear armonía en su relación aunque tengan diferencias.
¿Suena fácil? Lo es, y también sorprendentemente eficaz, mientras hablen y escuchen con respeto, negocien con honestidad y hagan un esfuerzo genuino por llegar a un buen acuerdo y honrar su palabra.
La forma de comunicación más elemental es escuchar lo que tu pareja necesita decir. Esto parece fácil, pero saber escuchar exige concentración y buena voluntad. Una de las principales quejas de hombres y mujeres es que nunca reciben plena atención por parte de su pareja. Si el otro no está escuchando, ¿cómo podemos saber si ha entendido?
Una solución es utilizar el método terapéutico Imago, que hace pausada la conversación y mejora la comunicación. Incluye un ejercicio en el que un miembro de la pareja dice lo que piensa y el otro escucha; después, el segundo hace un resumen de lo que ha escuchado, y el primero lo ratifica o lo corrige.
Una vez que los dos miembros de la pareja consideran que el mensaje ha quedado claro (no es necesario que estén de acuerdo en cuanto al contenido del mensaje), llega el turno de hablar a quien escuchó primero. El intercambio verbal se repite una y otra vez, para que los dos tengan oportunidad de hablar y escuchar con atención.
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El método Imago les funcionó a Zoltan y a Martha, una pareja húngara que lleva 18 años de matrimonio. Uno de sus problemas era que Zoltan, gerente en una empresa importante, consideraba que no podía hablar de su trabajo en casa, así que hizo amistad en la oficina con una compañera joven que siempre lo escuchaba con atención. Esto condujo a una relación amorosa pasajera.
Para intentar salvar su matrimonio, Zoltan y Martha acudieron a un terapeuta que les enseñó a utilizar el método Imago. Dos meses después, los esposos eran capaces de hablar honestamente y escucharse. Ahora planifican juntos cada día a fin de tener tiempo suficiente para conversar. “Aprendimos la lección”, dice Martha. “Ahora estamos conscientes de que debemos escuchar al otro e interpretar bien lo que dice”.
Planifica tus actividades a fin de disponer de tiempo para conversar con tu pareja todos los días. Puede ser a cualquier hora. Si los dos se levantan temprano, pueden hablar en la cama o mientras desayunan.
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Si al salir del trabajo o después de la cena están en condiciones de relajarse juntos, ustedes dos solos, y si convierten ese reposo o diversión en una costumbre, será muy útil para su relación como pareja. Lo importante es que reserven tiempo todos los días para compartir sus ideas, experiencias y sentimientos íntimos.
Pascal y Jeanne, una pareja francesa de alrededor de 55 años de edad que llevan una década casados, conversan durante el desayuno, antes de que él se vaya a trabajar. También salen a caminar juntos a menudo. “Es importante tener tiempo para hablar a diario”, dice Jeanne. “Cuando me parece que estamos perdiendo contacto, se lo digo a Pascal. Eso pasa cuando los dos tenemos mucho trabajo”.
Otro consejo sencillo para una buena comunicación: cuando pienses algo positivo, no lo analices demasiado ni te lo guardes; compártelo con tu pareja. Si piensas que él o ella ha dicho algo inteligente o agradable, ¡díselo! Expresar el uno al otro lo que piensan los ayudará siempre a fortalecer su conexión emocional.
Tal vez tu mamá te haya dicho: “Nunca te vayas a la cama enojado(a)”, pero en lo tocante a tu relación de pareja, ese consejo no siempre es bueno. A menudo, dejar que los ánimos se calmen antes de hablar es más útil que afrontar el problema de inmediato. Acuerda con tu pareja hablar al día siguiente, y no abordes el asunto mientras dura la tregua. Dejar que las cosas se enfríen hará menos probable que se griten, se digan cosas hirientes o se pongan a la defensiva.
Si la comunicación con tu pareja es mala o nula, puedes mejorarla o restablecerla dejando de reforzar los comportamientos negativos de él o ella y corrigiendo los tuyos. Pero, ¿qué pueden hacer si su relación ya se encuentra al borde del abismo? Si su comunicación se ha vuelto tormentosa y contraproducente, necesitan ayuda profesional.
Mariana, maestra de primaria rumana de 29 años de edad, llevaba ocho años casada con Bogdan, un ingeniero mecánico de 31. Todas las noches, después de cenar, él se ponía a trabajar en la computadora; Mariana, en cambio, deseaba que pudieran hacer algo juntos. Cada intento de diálogo terminaba siempre de la misma manera: con una discusión.
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Estaban al borde del divorcio cuando decidieron acudir a una consejera matrimonial, a finales de 2010. Poco a poco empezaron a conversar y a expresar sus sentimientos el uno al otro. Durante las sesiones, se mostraban dispuestos a compartir intereses y deseos. “Era evidente que los dos querían salvar su relación”, recuerda su psicóloga, Roxana Olaru. A lo largo de 10 meses Mariana aprendió a ser menos crítica, y Bogdan, a hablar de lo que pensaba y sentía. De esa forma salvaron su relación.
Busquen un buen consejero de pareja o terapeuta matrimonial. Nadie quiere vivir con una persona apática, resentida o deprimida, sobre todo cuando es relativamente fácil encontrar una pareja nueva y mejor.
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