Perma, el modelo que te encaminará a la felicidad
Tenemos un rango de felicidad determinado. Las personas tristes no son felices de forma duradera y las felices no se sienten tristes de forma duradera.
Probablemente uno de los temas más abordados por el ser humano sea la felicidad, esa sublime aspiración sin la que nadie concibe la vida. Históricamente la felicidad ha sido analizada por la filosofía, mientras que la ciencia se había mostrado desinteresada en medirla, cuantificarla, descifrarla.
Durante los últimos cincuenta años la ciencia se ha dedicado a estudiar el desarrollo de los trastornos mentales a lo largo de la vida, así como sus causas genéticas, bioquímicas y psicológicas. Pero en 1999 surgió la psicología positiva como una propuesta de un grupo de investigadores —encabezados por el investigador estadounidense Martin E. P. Seligman, quien fuera presidente de la American Psychological Association— como una rama de la ciencia dedicada a estudiar científicamente la felicidad.
La psicología positiva se centra en las fortalezas humanas que nos permiten aprender, disfrutar, ser alegres, generosos, serenos, solidarios y optimistas. Seligman sostiene que la auténtica felicidad no sólo es posible, sino que –lejos de depender de la suerte y de los genes– puede cultivarse.
Los descubrimientos de la psicología positiva aseguran que se puede aprender a ser feliz. La genética contribuye un 50 por ciento, mientras que las circunstancias (país donde vivo, si tengo dinero, si estoy sano) aportan un 10 por ciento, así que queda un 40 por ciento que es responsabilidad solo tuya.
“Los estudios apuntan a que cada uno de nosotros tiene un rango de felicidad determinado, al igual que sucede con el peso corporal. Por tanto, igual que quienes hacen régimen casi siempre recuperan los kilos perdidos, las personas tristes no son felices de forma duradera y las personas felices no se sienten tristes de forma duradera. No obstante, las nuevas investigaciones sobre la felicidad indican que esta puede aumentarse de forma duradera. Además, la psicología positiva muestra que se puede llegar a vivir dentro de los limites más elevados del rango fijo de felicidad” escribió Seligman en su libro ‘La auténtica felicidad’.
Se trata de una descripción de lo que las personas eligen libremente para incrementar su bienestar. Este modelo recoge las bases y los indicadores del bienestar para conseguir sentirse bien, estar positivos y mantener esa actitud y sensación el mayor tiempo posible del día a día.
Este modelo plantea la existencia de cinco elementos que cada persona es libre de elegir para sentir felicidad y bienestar:
Supone aumentar la cantidad de emociones positivas, no a costa del intercambio o transposición con las negativas, sino como herramienta para lidiar con ellas.
Voluntariamente podemos generar emociones placenteras. Existe una manera fácil y efectiva: cada noche, antes de dormir, escribe tres cosas positivas de tu día.
De esa forma nos dormimos experimentando emociones positivas como paz, gratitud, satisfacción y esperanza, la curiosidad.
Se trata de una especie de pacto o de acuerdo con nosotros mismos y con nuestras fortalezas. El objetivo es alcanzar una sintonía entre ambos que nos sitúe en un estado de armonía, de afinidad, de flujo de conciencia.
Debemos comprometernos en la búsqueda de aquellas actividades que nos permitan entrar en ‘flow’ o estado óptimo de activación.
Cuando nos comprometemos con una tarea o con un proyecto se activa un estado de flujo donde el tiempo parece detenerse y perdemos el sentido de nosotros mismos, así que nos concentramos intensamente en el presente, lo que es muy benéfico.
Como seres sociales resulta obvio afirmar que este factor es indispensable para alcanzar el bienestar. Cada uno de nosotros tenemos relaciones con los demás que funcionan como un factor de protección y de apoyo extremadamente poderoso.
Se sabe que el simple hecho de abrazar a alguien incrementa la felicidad, la salud y la relación con los demás, entonces lo mejor es tener personas cercanas con quienes se pueda contar. Para esto es importante dedicarles tiempo, mantener la comunicación, manifestar apoyo y lealtad.
Este factor hace referencia a optimizar nuestras relaciones con los demás, lo que también implica la mejora de nuestras habilidades personales.
Este elemento se refiere a pertenecer y servir a algo más grande que uno mismo. Estamos configurados para estar y ayudar a otras personas.
El 95 por ciento de las respuestas a las preguntas ¿cuál ha sido el momento más feliz de tu vida? o ¿cuál ha sido el punto más significativo en tu vida? tiene que ver con otros.
De esta manera, el mejor consejo para alguien que está angustiado, desmotivado o desgastado es que ayude a otra persona en lo que le sea posible y necesario. Todos necesitamos otorgarle sentido a nuestra vida para experimentar bienestar.
Implica el establecimiento de metas que, una vez alcanzadas, servirán para sentirnos competentes y fomentará nuestra propia autonomía.
La puesta en marcha de las principales fortalezas conduce a más emociones positivas, más sentido, más logros y mejores relaciones. Identificar nuestros aspectos más positivos y desarrollarlos mejorará sensiblemente nuestra vida y las de los que nos rodean.
Fuentes: La auténtica felicidad, Instituto Europeo de Psicología Positiva, Instituto de Investigación de Drogodependencias, Facultad de Medicina Universidad Miguel Hernández de Elche e Instituto Ciencias de la Felicidad.