La piel es el órgano más grande nuestro cuerpo y nuestro escudo protector contra el medio externo. Además, nos ayuda a regular la temperatura corporal, a mantener el equilibrio de fluidos y nos permite sentir mediante diferentes receptores. ¡Es nuestra carta al mundo!
Para mantenerla sana basta con unos cuantos cuidados básicos: asearla diariamente con jabones suaves y libres de productos químicos que puedan irritarla, hidratarla con cremas blancas, es decir, sin perfumes ni colorantes y protegerla con bloqueadores solares.
Su cuidado es sencillo, pero debemos recordar que la piel de nuestro cuerpo no es igual en todas las zonas.
En las palmas de manos y pies tenemos una capa más de piel, así que ahí la piel es más gruesa, mientras que en los párpados se halla la más delgada.
El área genital es muy particular porque la piel es de diversa índole, pues se conjuntan el tracto urinario, el gastrointestinal y el genital.
La zona vulvar está conformada por tres diferentes introitos:
“Todo eso a una distancia muy pequeñita: entre 1.5 y 2 centímetros” explica Alejandra Contreras, ginecóloga de Saba. “La continuidad de los microorganismos de cualquiera de esas partes provoca que sea un área muy sensible”.
“Esa zona es una de las más delicadas del cuerpo femenino por diversos factores como su exposición constante a bacterias y microorganismos derivado de su cercanía con la región anal, que la pone en contacto con microorganismos provenientes del intestino, lo que favorece infecciones del tracto urinario y vulvovaginales” precisa la dermatóloga Ana Valencia.
Una de las maneras que tiene esta área de protegerse es mediante un pH ácido (de entre 3.5 y 4.5). Esa acidez mantiene una termorregulación idónea para preservar la buena salud genital.
Debido a esa diversidad existen diversos factores locales como humedad, temperatura, fricción y diferentes fluidos corporales que predisponen a que esta zona sea más sensible y propensa a sufrir múltiples dermatosis.
Definitivamente es una zona delicada, y existen mujeres aún más vulnerables. Y es que tan solo el contacto con la ropa ajustada debilita la barrera de la piel y puede causar irritación de la vulva, explica Alejandra Contreras.
Existen pieles muy sensibles que se irritan a cualquier agresión por mínima que sea. Responden de manera exagerada tanto a estímulos internos como externos. Los síntomas vulvovaginales afectan a una de cada cinco mujeres. A menudo esos síntomas son crónicos y repercuten en la sensación de bienestar y función sexual.
En la zona genital una de las principales causas de irritación es la dermatitis por contacto y el uso de algunos irritantes o alérgenos que van a causar una piel roja con escamas, sensible y que se va a acompañar de ardor, comezón e incluso dolor. Esa dermatitis por contacto puede ser alérgica o irritativa.
En la zona vaginal aplicamos diversas sustancias de forma única o crónica, por eso podemos encontrar dermatitis por contacto aguda, que es similar a una quemadura y se presenta con inflamación y enrojecimiento.
La crónica, por el contrario, se genera por un efecto acumulativo, es decir, se desarrolla tras repetidas exposiciones. Su característica más visible es el engrosamiento de la piel. “Los labios vaginales lucen hinchados”.
Otros padecimientos son:
Es generalmente secundaria al uso de detergentes, jabones muy aromatizados y perfumes. Se manifiesta por comezón, ardor, incomodidad en los labios vaginales, incluso la piel se engrosa y se pone roja y hay dolor en las relaciones sexuales.
Es una infección que provoca muchísima inflamación y dolor al momento de orinar y el sexo. Puede estar acompañada de flujo vaginal que comienza a espumoso, duele al orinar flujo vaginal, un flujo espumoso, causa muchísima incomodidad.
Inflama las paredes vaginales y la zona vulvar. Se presenta con un flujo blanco similar al requesón y da muchísima comezón.
Ocasiona lesiones similares a las ampollas en la zona vulvar e, incluso, pueden aparecer hasta en los muslos.
Las padecen mujeres que están más cercanas a la menopausia. Algunas presentan una afectación llamada liquen escleroso. Las lesiones que provoca deben ser vigiladas, pues tienden a crecer.
¿Qué podemos hacer para tener una zona vaginal libre de irritación? Además de consultar a los médicos especialistas una o dos veces al año es fundamental tener una rutina específica de higiene, la clave para una adecuada salud ginecológica.
La zona V está conformada por el monte de Venus, los labios mayores, los labios menores, el clítoris, el introito vaginal y la uretra. Son varias estructuras que requieren cuidados específicos y determinados productos.
Los jabones que respetan el pH de la zona v, los pantiprotectores y el uso de toallitas húmedas son herramientas que pueden ser de gran ayuda para conservar la salud óptima de esta zona.
Las mujeres que presentan sensibilidad en la piel de la Zona V puede echar mano de productos que tengan certificaciones internacionales que garanticen que han sido verificados y son seguros para la piel.
Actualmente existen productos dermatológicamente probados que fueron diseñados con 0 por ciento de alérgenos, 0 por ciento de colorantes y 0 por ciento de fragancias.
Los cuidados diarios con los productos adecuados ayudarán al fortalecimiento de la microbiota vaginal.
Es importante recordar que hay diferentes tipos de flujo según el mes y eso es natural.
Esos flujos son secreciones producidas por glándulas de la vagina y el cérvix o el cuello vaginal. La función de estas glándulas y esas secreciones es la eliminación de las bacterias de la vagina. El flujo la mantiene limpia y lubricada.
Ardor, dolor, comezón, mal olor, inflamación de la piel, aumento de temperatura o lesiones como granitos, pápulas y ámpulas.
¡Todos los días deben ser libres de irritación!
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