¿Te ha sucedido que algún día te da por pensar en miles de cosas y de repente comienzas a olvidar las más importantes? ¿O sientes el cerebro tan cansado que te cuesta tomar decisiones o, peor aún, tienes recuerdos recurrentes de acciones pasadas que te generan culpa o ansiedad?
Como todo en la vida tiene una explicación, el Dr. Christopher Fowler, director de bienestar profesional del Hospital Houston Methodist, nos habló sobre la diferencia de pensar correcto y pensar demasiado. El cerebro humano es un procesador asombroso que toma decisiones conscientes y subconscientes hasta 35,000 veces al día, dice.
Un análisis y un escrutinio mental cuidadoso puede mejorar algunas opciones, pero si nos quedamos atrapados en el análisis nace una preocupación excesiva y una parálisis en la toma de decisiones, precisó Fowler. La ansiedad, como casi toda enfermedad, surge a través de ideas y actividades negativas. No dejes que te gane.
Lo primero que hay que tener en cuenta sobre el pensamiento excesivo es que se parece a la resolución de problemas, pero son distintos. “La resolución de problemas es cuando haces preguntas con la intención de encontrar una respuesta y/o una solución”, aseguró el Dr. Fowler.
Pensar demasiado, por otro lado, es cuando te detienes en las posibilidades y en los contras sin intención real de resolver el problema. De hecho, es posible que ni siquiera exista uno. A veces también puede parecer una autorreflexión. Nuevamente, los dos son distintos.
La autorreflexión es un proceso de curiosidad interna arraigado en un propósito superior, ya sea crecer como persona o adquirir una nueva perspectiva.
Si estás obsesionado con algo que no te gusta de ti mismo que no puedes cambiar o no tienes intención de mejorar no es autorreflexión es pensar demasiado, aseguró el especialista. Soñar despierta podría llevarte a la sala de emergencias, conoce por qué.
Aun así, en el momento, pensar demasiado puede ser difícil de detectar. Las señales de que podrías estar haciéndolo incluyen:
Si bien te puede parecer que pensar demasiado es sólo algo que sucede en tu cabeza, es más que eso. “Pensar demasiado afecta la forma en que experimentas y te relacionas con el mundo, lo que impide la toma de decisiones importantes, lo que evita que disfrutes del momento presente y agotes la energía que necesitas para manejar el estrés diario”, dice.
Además, ya sea que estés obsesionado con el pasado o ansioso por el futuro, los patrones de pensamiento que son más destructivos que constructivos pueden afectar tanto tu salud mental como física. Estudios muestran que reflexionar sobre eventos estresantes puede, con el tiempo, provocar ansiedad y depresión.
Desde el punto de vista de la salud mental, la ansiedad puede afectar tu capacidad para afrontar los factores estresantes cotidianos, y la depresión produce tristeza, soledad y sentimientos de vacío.
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