La risa: Pijama nueva, buen indicador y consulta psiquiátrica

La semana pasada me regalaron una piyama con bolsillos, lo cual me parece estupendo porque antes tenía que sostener las cosas con las manos mientras dormía.

Josh Howie, comediante británico

Cierta vez, en la escuela nos dejaron escribir una reseña sobre el “yugo tártaro”, un episodio de la historia de mi país. Para buscar información sobre el tema, una compañera y yo acudimos a la biblioteca.

—¿Tiene El yugo tártaro? —le preguntó mi amiga a la empleada.

—¡No! —respondió con firmeza la mujer—. ¡Nunca me ha dado eso!

Natalia Bozhenova, Rusia

Buen indicador

Después de comprar golosinas en la tienda del cine, una pareja vuelve a la sala a buscar sus asientos.

—Disculpe, ¿lo pisé al pasar por aquí? —le pregunta el marido al hombre que está sentado al inicio de una fila.

—Así es —responde el sujeto, visiblemente enojado.

—Bien, cariño —le dice el marido a su esposa—. Ésta es nuestra fila.

Heidi Astle, Estados Unidos

En el consultorio, un hombre le dice al psiquiatra:

—Tiene que ayudarme. Todas las noches de esta semana he soñado que participo en un torneo de bádminton, y cuando despierto estoy sudoroso y exhausto.

—Tome este medicamento —le contesta el psiquiatra—. Verá cómo su problema se soluciona.

—¿Puedo empezar a tomarlo mañana, doctor?

—¿Por qué?

—Es que hoy en la noche es el partido por el campeonato.

Emily Leyble, Estados Unidos

Sin remedio

Un cangrejo y una langosta salen juntos en secreto. Al poco tiempo, la langosta se cansa de las mentiras que tiene que contarle a su padre, quien le prohíbe ver al cangrejo.

—Esa relación no tiene futuro, hija —le dice muy serio a la langosta—. Los cangrejos caminan de lado, ¡y nosotros caminamos derechos!

—Por favor, papá —le suplica la hija—, sólo conócelo. Estoy segura de que te va a caer bien.

Finalmente, el padre accede, y la langosta corre a darle la buena noticia al cangrejo. Éste se emociona tanto, que decide sorprender a la familia de su novia. Practica incansablemente caminar derecho hasta que lo consigue.

El día de la visita, recorre lo más derecho que puede todo el camino hasta la casa de su novia.

Al verlo desde la entrada, el padre de la langosta le grita a su hija:

—Lo sabía. Allí viene ese tonto cangrejo, ¡y está borracho!

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Modelando una bonita prenda, una mujer entra a su alcoba caminando sensualmente.

—¡Mírame! —le dice a su esposo—. Llevo 20 años con esta prenda y me sigue quedando bien.

Él menea la cabeza y responde:

—Sí, pero es una bufanda.

Enviado por D. Golightly, Reino Unido

Una fría mañana de invierno, una mujer le envía a su esposo un mensaje de texto: “¡Ventana congelada!”

El marido le responde lo siguiente: “Vierte agua tibia sobre ella”.

Cinco minutos más tarde, la mujer le envía otro mensaje: “Compu-tadora completamente dañada por el agua”.

Enviado por Catherine Hiscox, Reino Unido

Un domingo un hombre va a la iglesia y escucha un sermón sobre los diez mandamientos. Tiene una revelación y va a confesarse.

—Perdóneme, padre, porque he pecado —empieza a decir.

—Te escucho, hijo —responde el cura en el confesionario.

—Perdí mi sombrero y entré a la iglesia a robar uno, pero al escuchar su sermón cambié de parecer.

—Eso es maravilloso —dice el sacerdote—. “No robarás” es un mandamiento muy poderoso.

—Sí, padre, es cierto —contesta el hombre—. Sin embargo, cuando usted dijo “No cometerás adulterio”, recordé inmediatamente dónde dejé mi sombrero.