Cada día aumenta el número de reportes de perros con fobia al sonido de cohetes.
Es importante recalcar la diferencia entre miedo y fobia; el miedo es una respuesta de adaptación ante un estímulo que podría causar un daño potencial; sin embargo una fobia implica una respuesta de pánico desproporcionada ante un estímulo que no debería provocarla.
Estas respuestas pueden ser variables durante el evento por ejemplo temblores, deambulación, buscar refugio, ladridos excesivos, micción y/o defecación, jadeo, lamido excesivo, salivación excesiva. En casos graves y crónicos algunos perros pueden llegar a lastimarse físicamente rascando puertas y ventanas debido a que intentan huir de la situación.
Dicha fobia puede aparecer en diferentes etapas de la vida de un perro, puede tener un comienzo gradual desde edades muy tempranas e ir aumentando con el paso del tiempo, o bien aparecer de manera repentina por un evento traumático aunque en perros gerontes puede aparecer o aumentar debido al deterioro de ciertos sentidos como el de la visión.
Siempre será recomendación prevenir todo este tipo de conductas ya que cuando estos comportamientos llevan tanto tiempo practicándose su tratamiento se complica.
¿Cómo prevenir? Exponer desde temprana edad (2-5meses) a nuestros cachorros a estímulos con los que tendrán que lidiar día con día. Debido a que el periodo se contrapone con el periodo de vacunación podemos hacer esta habituación sin necesidad de salir de casa poniendo sonidos de cohetes, tormentas, camiones. Esto con la finalidad de que nuestros compañeros se acostumbren a dichos sonidos y aprendan a reaccionar de manera calmada ante los mismos.
Como medidas generales lo importante es no reconfortar ni castigar el miedo, nuestras respuesta ante este tipo de reacciones pueden ser factores que perpetúen o aumenten la intensidad de las mismas; tratar brindarle un lugar para esconderse, podemos también recurrir a sonidos que compitan por ejemplo poner música o prender la televisión con la finalidad que atenúen el sonido de los cohetes. Lo indicado es buscar inmediatamente la ayuda de un profesional (etólogo). En algunos casos cuando el problema es crónico o ya representa un peligro para la integridad física tanto del perro como de la familia el uso medicación está indicado siempre bajo supervisión del médico veterinario.
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