Plantas medicinales que puedes sembrar en casa
Algunas de estas plantas son tan bonitas como fáciles de cultivar. Algunas tienen la ventaja de ser deliciosas, sean en guisos o en ensaladas.
Puedes plantar semillas de infinidad de hierbas y plantas medicinales. Algunas se siembran en el interior en bandejas para trasplantarlas después de las últimas heladas.
A otras no les gusta que las cambien de lugar y por ello conviene sembrarlas donde se desea que crezcan.
Las hierbas leñosas, como la lavanda y el romero, se propagan mejor por esquejes. Planta los brotes saludables en una maceta con abono y, en general, prosperarán.
No necesitas gran espacio para las hierbas: muchas crecerán en cestos colgantes, jardineras y toda suerte de macetas.
Si tienes jardín, las hierbas y los bulbos pueden plantarse entre las flores y los arbustos en una orilla, pero alejados de los caminos muy transitados, o lo que obtendrás será una dosis poco saludable de residuos de gases tóxicos junto con los ingredientes benéficos. Por la misma razón evita los pesticidas.
Plantadas en una orilla o en una maceta, la mayoría de las hierbas requiere buen drenaje, si bien a la menta no le afectan los suelos húmedos.
Las hierbas crecen mejor en los suelos pobres que en los ricos. Piensa en el tomillo silvestre, en una ladera del Mediterráneo, para darte una idea.
Es una de las plantas más populares de Occidente. Para sembrar las semillas, espárcelas y mantenlas húmedas. La manzanilla prefiere un lugar bien drenado y a media sombra.
En cuanto acabe de florear, corta las flores y extiéndelas sobre muselina en un lugar seco y caliente, o cuélgalas boca abajo sobre una bolsa de papel para recoger los pétalos que se desprendan. El té de manzanilla aplaca el malestar estomacal y disminuye la ansiedad.
Estas plantas producen muchas semillas con un gusto anisado. Su sabor es estupendo en platillos condimentados o aromáticos, y hacen maravillas con la digestión. Ambos pueden sembrarse en el exterior en un lugar soleado.
Recolecta las semillas al finalizar el verano. Puedes machacarlas. Vierte una cucharada de cada una, o una mezcla de ambas, en una taza de agua hirviendo. Déjalas reposar durante 10 minutos, cuela la infusión y bébela antes de ingerir tus alimentos.
Su cultivo es muy fácil. Antes de Navidad separa los dientes de una cabeza robusta y saludable y plántalos a cinco centímetros de profundidad en filas apartadas entre sí unos 15 centímetros y olvídalos.
De cada diente crecerá una cabeza que estará lista para desenterrar en julio y agosto. Conserva los tallos (para que puedas trenzarlos) y cuélgalos en un lugar caliente y ventilado para que se sequen.
Pela los dientes y úsalos para guisar o comértelos enteros. Un diente o dos al día durante una temporada de resfriados y gripe ayudará a reforzar el sistema inmunitario.
Esta planta crece en el suelo rico y húmedo, al sol o en sombra ligera. Sus semillas o vástagos se cultivan con facilidad.
Para mantenerla controlada, cultívala en una maceta sin fondo enterrada en el suelo, o en un recipiente, pero asegúrate de mantener la tierra bien mojada.
Usa las hojas en infusiones digestivas y en enjuagues bucales. Añade sus hojas a un vaporizador o inhalador para tratar gripes.
¿Sabías que cerca del 80 por ciento de la población mundial depende de las hierbas como fuente primaria de cuidado médico?
Extracto del libro ‘1001 remedios caseros. Tratamientos confiables para problemas de salud cotidianos’, publicado por Selecciones Reader’s Digest.