¿Podríamos ser la última generación en ver luciérnagas?

Algunos recuerdos de la infancia parecen simples, pero son inolvidables: correr por el jardín al anochecer o atrapar luciérnagas que iluminaban el verano. Hoy, esa magia natural podría desaparecer para siempre.

Los científicos advierten que podríamos ser la última generación en ver luciérnagas, ya que su población está cayendo drásticamente en todo el mundo. México —donde habitan cerca de 300 especies— es el segundo país con mayor diversidad de luciérnagas, pero también enfrenta un rápido declive por el cambio climático, la deforestación, el uso de pesticidas y la contaminación lumínica.

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 La ciencia detrás del brillo (y su desaparición)

Un estudio publicado en Science of The Total Environment en 2024 analizó más de 24 mil reportes de avistamientos de luciérnagas en América del Norte. Los resultados confirmaron una alarmante tendencia: sus poblaciones están disminuyendo rápidamente.

El investigador Darin McNeil, de la Universidad de Kentucky, explicó que incluso pequeños cambios en temperatura o humedad pueden alterar su ciclo reproductivo y afectar su supervivencia.

El problema no solo es ambiental, sino también cultural. Las luciérnagas son parte del imaginario colectivo: evocan la infancia, el verano y la conexión humana con la naturaleza. Su pérdida sería también la desaparición de una parte de nuestra memoria emocional.

Las luciérnagas están desapareciendo (y es culpa del humano).

 Causas del declive

  • Pérdida de hábitat: la expansión urbana, la deforestación y la invasión de humedales destruyen los ecosistemas donde viven.
  • Contaminación lumínica: las luces artificiales confunden sus señales de apareamiento, impidiendo que se reproduzcan.
  • Uso de pesticidas: los químicos agrícolas envenenan tanto a las luciérnagas como a las presas de las que se alimentan.
  • Cambio climático: altera los patrones de lluvia y temperatura, afectando los ciclos biológicos de estos insectos bioluminiscentes.

Qué podemos hacer para salvarlas

Aún hay esperanza. Los expertos coinciden en que acciones sencillas pueden marcar la diferencia:

  • Usa luces cálidas o de baja intensidad y apágalas cuando no sean necesarias.
  • Evita pesticidas en jardines y áreas verdes.
  • Protege y conserva áreas naturales como humedales, bosques y zonas con vegetación autóctona.
  • Participa en programas de ciencia ciudadana, como Firefly Watch, que ayudan a monitorear y proteger las poblaciones locales.

 Dónde aún se pueden ver luciérnagas en México

A pesar del declive, aún existen santuarios naturales donde es posible disfrutar de su resplandor, como Canto del Bosque en Tlaxcala y algunos bosques de oyamel y pino en la faja volcánica transmexicana.

Visitar estos lugares con respeto y conciencia ecológica ayuda a promover el turismo sustentable y financiar la conservación de los ecosistemas.

Una advertencia que brilla

“Las luciérnagas prosperan donde están protegidas”, afirma Ben Pfeiffer, fundador de Firefly Conservation & Research.

Si actuamos ahora, no seremos la última generación en ver su luz. Pero si no lo hacemos, perderemos mucho más que un insecto: perderemos una chispa de nuestra conexión con la Tierra.

No es nostalgia: es una advertencia que brilla en la oscuridad.