Algunos estudios señalan que el chile que incluye la comida picante protege el revestimiento del estómago y ayuda a prevenir el daño gástrico ocasionado por las pastillas anti inflamatorias.
Tienen un elevado número de nutrientes como el calcio y las vitaminas A y C, y existe evidencia de que el chile puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ayuda a prevenir la diabetes y acelera el metabolismo. También pueden ayudar a prevenir el cáncer.
Un estudio mexicano encontró que la gente que comía el equivalente de nueve a 25 jalapeños por día tenía más riesgo de desarrollar cáncer de estomago. (¡No debe ser difícil aún, para los amantes del picante, mantenerse debajo de esos límites!).
Un gastroenterólogo de Toronto, el doctor Khursheed Jeejeebhoy, observa que muchos de sus pacientes evitan el picante innecesariamente.
“Cuando tienen problemas con su estomago dicen, ‘evitaré comidas picantes para sanar mi estomago’. No existe evidencia de que tienen que hacer esto.
Los picantes, en moderación, se disfrutan mucho, y no hay evidencia de que la comida picante sea mala para tu salud”, dice Jeejeebhoy, quien es profesor emérito de medicina en la Universidad de Toronto.
De hecho, existe evidencia de que la comida picante es buena para tu salud. Un estudio de laboratorio en el Reino Unido, encontró que la capsiacina, que es responsable de la sensación de ardor que produce el chile, puede eliminar las células cancerígenas del pulmón y del páncreas sin dañar a las células que les rodean.
Los investigadores creen que esto demuestra el porqué a la gente que vive en México y en la India, y que ambas tienen comidas picantes, tienen índices más bajos de cáncer que aquellos países que tienen dietas blandas.
Dos estudios realizados en Australia proveen más buenas noticias: uno descubrió que añadir picante a las comidas puede proteger contra el crecimiento de colesterol en la sangre.
El otro encontró que comer picante regularmente reduce los requerimientos de insulina, lo que puede tener implicaciones para la prevención y tratamiento de la diabetes.
El chile reduce, de hecho, la secreción de ácido gástrico, de acuerdo con un estudio húngaro. También puede reducir el sangrado asociado con el consumo de agentes antiinflamatorios no esteroideos como la Aspirina.
Otra ventaja: un estudio realizado en Singapur descubrió que comer picante reduce en un 53 por ciento el riesgo de úlceras pépticas.
¿Y esa sensación de ardor que produce la comida picante? Es la capsiacina, que estimula tus terminaciones nerviosas. “Es una sensación desagradable”, según Jeejeebhoy, “pero no existe evidencia de que produzca alguna ulceración o herida de ningún tipo en el aparato digestivo. El mejor remedio para esa sensación, es crear tolerancia hacía ella”, concluye el doctor.
Otra gran admiradora de la comida picante es la doctora Susan Biali, una médica general con especialidad en nutriología, de Vancouver.
“Los chiles le agregan un maravilloso sabor y agrado a los alimentos y tienen muy pocas calorías”, dice Biali, quien dividió recientemente su tiempo entre Vancouver y Los Cabos, México.
Ella ha estado agregando cada vez más picante a su comida durante años, y bromea diciendo que puede superar comiendo picante a su esposo mexicano, quien creció comiéndolo.
“El chile es una manera de hacer la comida más sabrosa, interesante y divertida sin culpas”.
Baili llama al chile una comida “sin pérdidas”, porque acelera el metabolismo, ayuda a quemar la grasa y nos mantiene vitales por más tiempo.
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