¿Por qué se piden deseos al ver caer estrellas fugaces?
En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Una estrella fugaz representaba a un recién nacido: el astro caía a tierra en el lugar en el cual...
En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Una estrella fugaz representaba a un recién nacido: el astro caía a tierra en el lugar en el cual el niño nacía
Las supersticiones con respecto a las estrellas son tan antiguas como la propia humanidad. Desde los primeros tiempos, el hombre creyó que el cielo era la morada de los dioses.
Al nacer Jesús, los Reyes Magos declararon que habían visto su estrella brillar en el Oriente: así se originó la idea de que las estrellas brillantes indicaban un nacimiento.
En las sociedades primitivas, se creía que cada estrella era el alma de una persona. Una estrella fugaz representaba a un recién nacido: el astro caía a tierra en el lugar en el cual el niño nacía. Un deseo formulado cuando la estrella iba cayendo se cumpliría con seguridad.
Junto con estas supersticiones vinieron otras que decían que las estrellas fugaces eran avisos de muerte. Hasta hace poco, cuando se daba la noticia de una tragedia, alguien aseguraba haber visto caer una estrella.
Algunos historiadores dicen que la costumbre de pedir un deseo a las estrellas, ya sea que estén fijas o que vayan cayendo, probablemente comenzó con un intento de remediar algo.
Si las estrellas tenían el poder de traernos algo bueno o algo malo, pedirles un deseo equivalía a reconocer su poder, y quien lo hiciera así sería recompensado.
Por otra parte, contar las estrellas se considera de mala suerte, pero si se cuentan nueve estrellas en nueve noches sucesivas, se puede pedir un deseo. También se dice que señalar las estrellas es pecaminoso y hasta puede ser fatal.
Casi inevitablemente, si alguien rompe un espejo se le oye exclamar: ¡Siete años de mala suerte! Millones de personas asocian las supersticiones de cualquier tipo con los espejos, y muchas de ellas se deben a la creencia de que romperlos atraerá no sólo mala suerte, sino una muerte en la familia durante el año siguiente.
Se toman extrañas precauciones para protegerse del demonio que se supone acecha dentro de los espejos. Algunos padres los voltean hacia la pared para evitar que sus hijos se vean en ellos antes de que cumplan un año; creen que si lo hacen, podrían volverse tartamudos, no crecer adecuadamente o morir en el lapso de un año.
Muchas personas cubren los espejos cuando alguien de la familia muere, pues creen que el espejo atrapará el alma del fallecido impidiendo que llegue al cielo. Hay quienes no soportan tener un espejo en la recámara o quienes lo tapan con un paño antes de dormirse; temen que si su alma vaga durante la noche, el espejo la atrape y eso le provoque la muerte.
Una superstición europea dice que verse en un espejo a la luz de la vela es llamar a la desgracia. En todo el mundo, muchas personas acostumbran cubrir los espejos durante una tormenta, pues creen que es de mala suerte ver los relámpagos reflejados.
Para ampararse en contra de la mala suerte, algunas novias se quitan un zapato o un guante antes de arreglarse la ropa frente aun espejo de cuerpo entero. De acuerdo con ciertas creencias muy antiguas, es de mala suerte para una novia probarse el vestido antes del día de la boda, así como verse completamente ataviada con dicho traje.
Los antiguos egipcios y romanos tenían espejos hechos con metales muy pulidos, pero lo más asombroso es que los poderes que se atribuyen a los espejos comenzaron mucho antes de que se fabricara el primer espejo.
Las supersticiones con respecto a los espejos comenzaron cuando los primeros hombres vieron sus reflejos en los estanques y creyeron que eran espíritus o almas, o alguna parte esencial de ellos mismos, que también podía ser dañada. Romper esa imagen equivalía a lastimar a su otro yo.
Los espejos despertaron la vanidad, la cual fue vista como pecado. La historia de Narciso, que se enamoró de la imagen que le devolvía un estanque y se ahogó, en él, explica por qué algunos padres reprenden a sus hijos por mirarse tanto en el espejo. Se dice que el mismo diablo puede aparecerse para castigar a quienes así lo hagan.