¿Por qué 64 de cada 100 mexicanos prefieren la consulta privada? ¡Te lo decimos!
Esta cifra representa una señal clara de alarma sobre la desconfianza social en el sistema público de salud.
La crisis en el sistema de salud pública en México se ha agudizado en los últimos años, provocando un fenómeno preocupante: la migración masiva de pacientes hacia el sector privado y, con ello, el encarecimiento de las consultas médicas privadas. Esta situación no solo refleja una falta de capacidad institucional, sino también una creciente desigualdad en el acceso a servicios de salud de calidad.
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El Sistema Nacional de Salud se encuentra inmerso en una espiral de debilitamiento estructural. La falta de inversión pública sostenida, los recortes presupuestales y la mala administración han generado una escasez crítica de médicos, enfermeras, equipo médico y medicamentos esenciales, afectando directamente la calidad y oportunidad de la atención médica brindada.
Uno de los principales factores que explican esta crisis es la insuficiencia de infraestructura hospitalaria. Según cifras del INEGI y de organizaciones especializadas, México cuenta con apenas 1.4 camas hospitalarias por cada mil habitantes, muy por debajo del promedio recomendado por la OCDE, que es de 4.4. Esta carencia se traduce en hospitales saturados, largas listas de espera y una disminución alarmante en la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias.
Además, la escasez de personal médico especializado limita la capacidad operativa de las instituciones públicas. En muchas zonas rurales o marginadas, la falta de doctores generalistas y especialistas obliga a los pacientes a trasladarse largas distancias o a esperar meses por una consulta. Esta situación empuja a miles de mexicanos hacia el sector privado, a pesar del costo elevado que esto representa para la mayoría de los hogares.
El desabasto crónico de medicamentos es otra de las causas más relevantes del abandono del sistema público. Pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, cáncer o artritis reumatoide se ven obligados a adquirir sus tratamientos en farmacias privadas, donde los precios han registrado aumentos de hasta tres veces por encima de la inflación.
La falta de transparencia en la cadena de suministro, la centralización de las compras gubernamentales y la ineficiencia en la distribución han provocado que más del 60% de los medicamentos no estén disponibles en clínicas del IMSS, ISSSTE y hospitales de la Secretaría de Salud. Esta situación no solo afecta el bolsillo de los pacientes, sino que también compromete su calidad de vida y su adherencia a los tratamientos.
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Otra razón que impulsa la preferencia por servicios privados son los largos tiempos de espera para estudios diagnósticos, cirugías programadas o tratamientos especializados. El trámite para obtener una resonancia magnética, una cirugía de cataratas o una intervención oncológica puede tardar semanas o incluso meses en el sistema público, tiempo que muchos pacientes no pueden darse el lujo de esperar.
Esta dilación, unida a la percepción generalizada de baja calidad en la atención pública, ha provocado que 64 de cada 100 mexicanos opten por consultas privadas, según las estadísticas más recientes del INEGI. Esta cifra representa una señal clara de alarma sobre la desconfianza social y la crisis del sistema público de salud.
El incremento en la demanda de servicios privados ha provocado, como consecuencia natural, una escalada en los precios de las consultas médicas. En abril de 2025, se registró el mayor aumento anualizado en los costos de atención médica privada en más de dos décadas. Este incremento no es homogéneo: mientras en zonas urbanas los precios subieron en promedio un 12%, en ciudades intermedias o rurales el alza ha superado el 18%.
Los servicios de ginecología, pediatría, ortopedia y medicina interna son los más afectados por esta inflación médica. De igual manera, los partos en hospitales privados han duplicado sus costos en los últimos cinco años, haciendo prácticamente imposible su acceso para las familias sin seguro privado.
No solo las consultas se han encarecido; los costos de hospitalización y procedimientos quirúrgicos también han experimentado aumentos sin precedentes. Un internamiento por apendicitis en una clínica privada puede superar los 80 mil pesos, mientras que una cirugía de columna lumbar puede rebasar los 250 mil pesos.
Además, los seguros médicos privados han comenzado a ajustar sus pólizas, aumentando los deducibles y restringiendo coberturas, lo que limita aún más el acceso a la salud privada para la clase media. En este contexto, enfermarse en México se ha convertido en una situación financiera crítica para millones de ciudadanos.
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La carga económica de la salud ha comenzado a desplazar otras prioridades en los presupuestos familiares. Cada vez más hogares deben elegir entre comprar alimentos o pagar una consulta médica, entre surtir una receta o pagar la colegiatura de sus hijos. Este dilema se ha vuelto cotidiano y representa un desafío monumental para la estabilidad social del país.
Un estudio reciente reveló que el gasto de bolsillo en salud representa ya más del 40% del ingreso disponible en los hogares más pobres, lo que incrementa los niveles de pobreza y vulnerabilidad económica.
Frente a este panorama, la reconstrucción del sistema de salud pública en México debe convertirse en una prioridad nacional. Es indispensable aumentar el presupuesto destinado al sector, contratar más personal médico, modernizar la infraestructura hospitalaria, descentralizar las compras de medicamentos y agilizar los procesos administrativos.
Solo con una estrategia integral que recupere la confianza de los ciudadanos en el sistema público será posible detener la crisis en el sistema de salud pública en México y la escalada de precios en el sector privado para garantizar el derecho constitucional a la salud para todos los mexicanos, sin importar su nivel de ingresos.
Con información de MVS Noticias