Los antropólogos han hecho varios intentos para establecer una división satisfactoria de la población mundial en grupos raciales, según características como el color de la piel y el tipo de cabello, y así definir las distintas unidades. La dificultad reside en que las características se empalman; en cada grupo habrá individuos diferentes.
Algunos grupos raciales tienen más cabello que otros. Los africanos tienen más pelo que los aborígenes americanos o la gente de ascendencia china. La gente con ascendencia mediterránea tiene más cabello que los escandinavos.
Las variaciones normales en estos grupos pueden verse acentuadas por el mestizaje. En Estados Unidos, Canadá o Australia, países poblados principalmente por inmigrantes, el matrimonio entre gente de distintas nacionalidades suele ser común, lo que da origen a una amplia diversidad de características físicas.
Un exceso de pelo, o hirsutismo, rara vez se considera anormal, o causa problemas en los hombres. La cantidad de cabello que deba tener un hombre o una mujer obedece a los caprichos de la moda. El hirsutismo puede ser genético o deberse a irregularidades glandulares, ingesta de esteroides o la menopausia.
Una mujer con pilosidad excesiva quizá dude de su femineidad, pero puede confiar en que casi siempre este crecimiento es natural y tiene fácil solución. Unos cuantos cabellos faciales pueden retirarse con pinzas (crecerán en unas seis semanas) o ser destruidos permanentemente por electrólisis.
Cortarlos con una rasuradora eléctrica es la solución más sencilla. Contrario a la creencia general, afeitarlos no afecta el crecimiento o el grosor del nuevo cabello.