¿Por qué ciertas pinturas se llaman frescos?
Los murales y los frescos son pinturas hechas en paredes; los murales pueden ser retirados de la pared, dejándola intacta. Un fresco forma parte de ésta y sólo puede ser retirado si se desprende...
Los murales y los frescos son pinturas hechas en paredes; los murales pueden ser retirados de la pared, dejándola intacta. Un fresco forma parte de ésta y sólo puede ser retirado si se desprende el yeso.
En un fresco el artista aplica pigmentos en polvo sobre una superficie de yeso fresco. Los pigmentos, que generalmente se mezclan con una solución de cal, se absorben y funden con el yeso para formar un fresco buon o fresco natural. Un fresco de menor calidad, y que dura menos, se llama fresco secco; es pintado sobre el yeso seco, tiene una consistencia rugosa y con el tiempo puede convertirse en polvo o descascararse.
Poner yeso en una pared requiere destreza, por eso, muchos pintores trabajan junto con sus yeseros: mientras uno aplica el yeso, el otro se dedica a pintar. La primera capa de yeso o arricio es muy fina y se aplica en toda la pared, pero la segunda capa, llamada intonaco, se pone sólo en la superficie que va a ser pintada en un día sin que llegue a secarse.
Si se observan cuidadosamente las uniones del yeso de los antiguos frescos, se puede saber en cuántos días fueron pintados. Tenemos pocos datos acerca de la Creación de Adán de Miguel Ángel, uno de los magníficos frescos que cubren el techo de la Capilla Sixtina.
El total de la obra, que tiene 300 figuras del Nuevo y el Antiguo Testamento, fue pintada en cuatro años y medio, de 1508 a 1512. Lo que sí podemos decir es que Adán fue pintado exactamente en tres días, porque una unión del yeso aparece en el cuello de la figura y otra corre a la largo de la parte alta de sus piernas.
Los frescos no admiten errores; es necesario planearlos con mucho cuidado. Cualquier error implica que toda la pared debe volverse a enyesar. Después de los dibujos iniciales, el artista traza un boceto de tamaño natural llamado caricatura.
Una pequeña rueda con picos, llamada roulette, se desliza sobre el boceto para agujerar la línea. Después, la caricatura se pone sobre el yeso fresco y el pintor la empolva o repuja con carboncillo. Cuando se levanta la caricatura, el yeso tiene una línea punteada del proyecto del fresco.
Una vez que el boceto está sobre el yeso húmedo, el pintor debe trabajar rápidamente para asegurarse de que los pigmentos penetren la superficie. Mientras el yeso se seca, va adquiriendo un característico aspecto blanquecino, con colores menos intensos que los de los murales.
Al mismo tiempo, una película carbonato de cal se forma en la superficie del fresco, dándole una última protección, siempre que el clima sea seco.
Los frescos que Giotto pintó en la capilla Arena en Padua, entre 1303 y 1305, son de los más antiguos de Italia, que es la verdadera cuna del fresco. La combinación de su clima seco y el gran estilo arquitectónico de vastas paredes y techos, aunada a la abundancia de artistas talentosos, dio a Italia el derecho de bautizar esta extraordinaria técnica artística.