Tal vez no se te antoje comer chapulines o huevos de hormiga pero en infinidad de lugares alrededor del mundo los insectos son consumidos de manera cotidiana, hábito que los expertos en nutrición buscan...
Tal vez no se te antoje comer chapulines o huevos de hormiga pero en infinidad de lugares alrededor del mundo los insectos son consumidos de manera cotidiana, hábito que los expertos en nutrición buscan alentar.
¿Has practicado la entomofagia? Tal vez tú no pero tus antepasados lo hicieron. El consumo de insectos es una costumbre ancestral del ser humano para satisfacer sus necesidades alimenticias.
A falta de carneros, cerdos y reses los antiguos habitantes de la tierra usaron peces, batracios, crustáceos e insectos como fuentes de proteínas, hábito que perdura hasta la fecha en diversas partes del mundo.
En los libros Levítico y el Éxodo se menciona el consumo de abejas, escarabajos, langostasy langostinos. En México su consumo se remonta a la época prehispánica. En su Códice Florentino Fray Bernandino de Sahagún dio cuenta de casi un centenar de especies comestibles con lo que se elaboraban sabrosos y nutritivos platillos para los gobernantes.
Existen unas 1500 especies consideradas seguras para el consumo humano. En México se conocen más de 500 insectos comestibles, de las cuales 104 están en el Estado de México.
¿Por qué insectos?
Porque son buenos para la salud y para el medio ambiente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) ofrece diversas razones para consumirlos si te interesa cuidar el planeta:
Los gases de efecto invernadero que producen son inferiores a los del ganado convencional. Los cerdos, por ejemplo, producen entre 10 y 100 veces más gases de efecto invernadero por kilogramo de peso.
Usan menos agua que el ganado tradicional. Los gusanos de la harina, por ejemplo, son más resistentes a las sequías que el ganado.
La cría de insectos depende menos de la tierra que la actividad ganadera convencional
Son muy eficientes en la conversión de alimentos por ser especies de sangre fría. Las tasas de conversión alimento-carne (la cantidad de alimento que se necesita para producir un incremento de 1 kilo en el peso) oscila en función de la clase de animal y las prácticas de producción utilizadas pero los insectos son muy buenos, pues en promedio convierten dos kilos de alimento en un kilo de masa de insecto, mientras que el ganado requiere ocho kilos de alimento para producir un kilo de aumento de peso corporal.
Al ser pequeños pueden criarse en mayores cantidades. En un metro cúbico se pueden reproducir 64 kilos de insectos frente a los 40 kilos por metro cuadrado de carne de pollo o los 0.13 kilos por metro cuadrado de carne de res, se explica en los ‘Cuadernos de Biodiversidad’ de la Universidad de Alicante.
Excelente fuente de proteínas
El aporte nutricional de los insectos depende de su hábitat, dieta y etapa de vida. El 80% de las especies se consumen en etapas inmaduras para aprovechar sus nutrientes:
Proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado. Los chapulines contienen entre el 70 y 77% de proteínas, más que la carne de res alcanza entre el 50 y 57 por ciento. Los escamoles o huevecillos de la hormiga chicatana contienen hasta 96 por ciento de proteína.
La FAO explica que los insectos son especialmente importantes como complemento alimenticio para los niños desnutridos porque la mayor parte de las especies de insectos contienen niveles elevados de ácidos grasos (comparables con el pescado).
Son ricos en fibra y micronutrientes como cobre, sodio, hierro, magnesio, fósforo, manganeso, selenio, potasio y cinc. El gusano de maguey, por ejemplo, es rico en grasas saludables.
Contienen magnesio y calcio, elementos que regulan la presión sanguínea
Algunas especies contienen vitaminas del Complejo B, indispensables en el desarrollo del ser humano
Algunos contienen aminoácidos esenciales (aquellos que el hombre no puede sintetizar) en cantidades superiores a las recomendadas por la FAO y Organización Mundial de la Salud, organismos que han sugerido que los insectos se usen como opción contra el hambre y la malnutrición.
Contrario a lo que pudiera pensarse, los insectos representan un mínimo riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas (padecimientos que se transmiten de los animales a los humanos) como la gripe aviar y la Enfermedad de las Vacas Locas.
Los insectos comestibles son más limpios que los caracoles, mejillones, camarones, víboras y otras especies altamente apreciadas por la gastronomía. “Los camarones y algunos peces comen lo que sea, desde restos de insectos hasta basura, clasificándose por ello como carroñeros” puntualiza el estudio la ‘Entomofagia en México. Algunos aspectos culturales’, editado por la Universidad Autónoma del Estado de México.
Chinicuiles, gusanos rojos de maguey, chapulines, hormigas mieleras
Todos son relativamente fáciles de procesar para convertirlos en alimento humano y animal. Mientras unos pueden consumirse enteros, otros son molidos para convertirlos en pasta o en harinas y así preparar galletas y panes. En China, las abejas adultas son convertidas en harina para hacer panes.
Más razones para comer insectos
Y si los motivos arriba mencionados te parecen insuficientes, te tenemos más. Según el estudio ‘La entomofagia en México. Algunos aspectos culturales’, los insectos fueron aprovechados por las culturas maya, náhuatl, zapoteca, mixteca y tarasca para curar enfermedades digestivas, respiratorias, óseas, nerviosas y del sistema circulatorio.
Los insectos han sido usados como antibióticos y bactericidas. El veneno de las abejas se utiliza contra artritis y reumatismo, los jumiles como anestésicos y analgésicos, las hormigas mieleras son antipiréticas (reducen la fiebre) y el grillo prieto suple la deficiencia vitamínica.
¿Sabías que tres cuartas partes de todas las especies animales a nivel mundial son insectos?
Un mercado de alimentos procesados económicos y de bajo valor nutricional contribuyen a los problemas de desnutrición y obesidad en el país.
“El mexicano promedio versa sobre una dieta con un fuerte contenido lipídico y de carbohidratos, dejando de lado las proteínas, lo cual ocasiona falta de nutrimentos esenciales”, se explica en el documento ‘Rompiendo el tabú: Entomofagia’. Ante esta realidad lo ideal sería enriquecer la dieta mexicana con la implementación de nutrimentos originarios de insectos en la creación de productos de tipo industrial.
Como ves los insectos constituyen una excelente opción de alimentación. ¡Y son ecofriendly!
Incluir en una dieta cotidiana no suena tan descabellado sobre todo tras la advertencia de la FAO sobre cómo se alimentará en el 2050 a los 9000 millones de personas que habitarán el planeta.
“La producción de alimentos debería duplicarse pero los recursos no son ilimitados. Y en este sentido la cría de insectos podría ser una importante fuente de proteína animal. De la misma forma, el número de personas con sobrepeso en el mundo occidental supera los mil 500 millones de personas, por lo que introducir en la dieta humana fuentes de alimentación más saludables sería deseable” concluye.
Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias.
Para lograr esos objetivos me aferro al abecedario como otros se aferran al escapulario.
Me especializo en notas de salud, bienestar, estilo de vida, gastronomía y viajes.