Por qué damos la mano: los secretos del saludo más común
El apretón de manos tiene una historia muy interesante. No es una costumbre moderna, sino un gesto antiguo de miles de años atrás.
El apretón de manos es uno de los gestos más universales del mundo moderno, símbolo de cortesía y respeto.
Sin embargo, su origen se remonta a miles de años atrás, cuando no existían los saludos formales ni las normas sociales actuales.
Este sencillo acto de unir las manos tiene una historia fascinante, cargada de significado y evolución cultural. Hoy, en Selecciones, queremos contarte sobre ella.

En la Antigua Grecia, hacia el siglo V a.C., el apretón de manos surgió como una muestra de paz y confianza.
Las personas extendían la mano derecha —la que normalmente sostenía las armas— para demostrar que venían sin intenciones hostiles. De esa manera, el gesto comunicaba seguridad y buena voluntad entre quienes se encontraban.
Con el tiempo, este saludo también adquirió un valor simbólico de igualdad.
A diferencia de otros gestos jerárquicos, como las reverencias o los saludos militares, el apretón de manos implicaba que ambos interlocutores se reconocían como iguales. Era una forma de sellar acuerdos, pactos o alianzas en condiciones de mutuo respeto.
Durante la Edad Media, los caballeros europeos continuaron la costumbre al estrechar las manos como muestra de lealtad y sinceridad.
Este contacto físico servía también para verificar que la otra persona no ocultara un arma. Así, el acto de “estrechar” no solo era simbólico, sino también una medida práctica de seguridad.
Con la llegada de la época moderna, el apretón de manos se transformó en un gesto social más cotidiano. Dejó de usarse solo para juramentos o pactos formales, convirtiéndose en una manera amable de saludar, felicitar o despedirse.

En muchas culturas, este gesto pasó a representar confianza, respeto y buena educación.
En los tiempos recientes, especialmente durante la pandemia de COVID-19, el apretón de manos perdió protagonismo temporalmente.
Las recomendaciones sanitarias impulsaron saludos alternativos, como el toque de codos, una leve inclinación o un gesto con la cabeza. Aun así, el deseo de contacto humano sigue siendo una necesidad natural.
Hoy, el apretón de manos continúa siendo un símbolo universal de entendimiento. Más allá de su historia, mantiene viva la idea de que el contacto físico puede transmitir respeto, empatía y conexión.
Su persistencia demuestra que, aunque cambien las formas, la esencia del saludo sigue uniendo a las personas.