El vapor, el gas que se produce cuando el agua hierve, es invisible. Lo que muchos de nosotros llamamos como tal, en realidad es vapor de agua, la mezcla de aire y partículas diminutas de agua.
No es necesario que el agua hierva para desprender vapor. Por ejemplo, vemos que emana del agua de la ducha, aunque nadie se bañe con agua hirviendo.
Lo que vemos es la acumulación de partículas que se mueven con rapidez y que han escapado del agua del baño, enfriándola.
Estas partículas son visibles gracias a que las condiciones atmosféricas temperatura y humedad del cuarto de baño son las adecuadas. De igual forma, en una mañana fría el vaho de tu aliento se vuelve visible al transformarse en vapor de agua.
Cuando se calienta agua en una olla, las fuerzas que unen sus moléculas comienzan a perder cohesión, y al moverse con más rapidez, escapan del líquido y se mezclan con el aire como vapor de agua.
Conforme se calienta más, grupos de moléculas que se mueven rápidamente forman burbujas de vapor que suben y atraviesan la superficie. A veces el vapor que se forma en el interior no puede escapar con la rapidez suficiente por el pico, y su fuerza alza la tapa de la olla.
Si se retira del fuego, el agua se enfriará porque la mayoría de sus moléculas “calientes” de rápido movimiento ya han escapado. Seguirá hirviendo sólo si se mantiene la fuente de calor, hasta que el recipiente se seque.
Si el agua del grifo proviene de un estanque o pozo, es muy probable que haya recorrido grandes distancias. Durante su viaje, ha disuelto pequeñas cantidades de numerosas sustancias contenidas en rocas, suelos, vegetación, desechos animales y tuberías.
El contenido del agua del grifo depende de la composición y solubilidad de lo recogido a lo largo de su trayectoria, y de las sustancias que se le agregan o retiran durante su tratamiento.
Las sustancias que quedan en el agua determinan si el jabón hará espuma.
En caso contrario, los principales villanos son el calcio y el magnesio, cuya presencia, en forma de sales o de iones, endurece el agua. Cuando usted se lava las manos con agua dura, el jabón reacciona químicamente con el calcio y el magnesio, formando un anillo de residuos insolubles alrededor del tubo de desagüe.
Algunas plantas de agua potable combaten el problema de la dureza del agua mediante un tratamiento Con cal apagada o sosa comercial. Muchas amas de casa usan un ablandador de agua doméstico.
El lavado sintético de ropa y los detergentes para vajilla han reducido al mínimo el problema del agua dura, ya que contienen sustancias que reaccionan con el calcio y el magnesio. De esta manera, forman compuestos solubles que se enjuagan con agua.
Si cuentas con grandes reservas de límpida agua de lluvia, puedes lavar cualquier cosa con jabón y obtener mucha espuma.
En la atmósfera casi no hay calcio o magnesio, por lo que el agua de lluvia es químicamente muy blanda, aunque quizá contenga partículas físicamente duras de polvo o tizne.
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