¿Por qué en política se habla de “derecha” e “izquierda”?
Hablar de "izquierda" y "derecha" se convirtió en una rápida descripción para las distintas facciones en la política francesa.
En 1788 Francia tenía una enorme deuda nacional y demasiados privilegiados, que de manera injusta pagaban pocos impuestos. Esto causó tal convulsión, que el rey Luis XVI convocó a una asamblea de un cuerpo de representantes nacionales, que no se había reunido desde 1614: los Estados Generales.
Constaba de 300 representantes del Primer Estado (el clero), 300 del Segundo Estado (la nobleza) y 600 del Tercer Estado (los comunes). Cuando la asamblea se reunió en Versalles, en mayo de 1789, prevalecía la costumbre de situar a los invitados de honor a la derecha del anfitrión. La nobleza y el clero se sentaban a la derecha del rey y los comunes a su izquierda.
En junio de 1789, el rey dio a los Estados el reconocimiento de la Asamblea Nacional. En la nueva asamblea, los miembros más radicales se sentaban a la izquierda de la tribuna del orador y los menos fervientes a su derecha.
Hablar de “izquierda” y “derecha” se convirtió en una rápida descripción para las distintas facciones en la política francesa. A pesar de los problemas políticos y sociales, Francia era el centro cultural e intelectual indiscutible de Europa, y tales términos se popularizaron en muchos países para designar a los radicales y a los conservadores, respectivamente.
Estos términos aún se usan, en ocasiones veladamente. Mientras que el “ala izquierda” describía a gente con ideas socialistas o comunistas, los acendrados comunistas en la otrora Unión Soviética solían ser descritos como el “ala derecha”, porque expresaban su apoyo a un nuevo orden común, conservador y de visión política reaccionaria.
El resumen de información y opinión ha existido desde que una gaceta manuscrita llamada Acta Diurna (Sucesos diarios) era repartida por toda Roma hace más de 2,000 años. En el siglo XVI aparecieron las primeras páginas impresas, y en 1609 el primer periódico regular, un semanario, que se publicaba en Alemania. Los periódicos estuvieron dirigidos a la clase adinerada hasta el siglo XIX, cuando el gran aumento del alfabetismo en todo el mundo occidental abrió mercado para los periódicos populares.
Los editores en Nueva York comenzaron a reclutar lectores entre los obreros de la ciudad. En la década de 1880 Joseph Pulitzer, editor del World, introdujo un estilo periodístico más vigoroso. Este nuevo enfoque tuvo éxito y la circulación de los diarios aumentó rápidamente de 15,000 a 250,000 en tres años.
Todos los periódicos eran impresos en papel similar al de una hoja carta, pero de 38 por 58 cm, hasta 1903, cuando Alfred Harmsworth fundó el Daily Mirror, en Londres. Regresar las páginas de lado permitía imprimir dos páginas pequeñas en una hoja más ancha, de manera que los lectores tuvieran un periódico de fácil manejo, sobre todo en los atestados autobuses y trenes.
De acuerdo con un modelo de Nueva York, el Mirror tenía prosa ágil e historias cortas, encabezados más grandes en letras negritas y grandes fotografías. Harmsworth llamó tabloide a este estilo de periodismo breve, según una palabra que, en un principio, fue el nombre comercial de unas tabletas medicinales concentradas y, más tarde, designaba alguna forma o dosis comprimida.
En Estados Unidos, el primer tabloide fue el Daily News de Nueva York, que salió a la luz en 1919. Llevó la nueva forma de periodismo a extremos sensacionalistas. Los tabloides de la década de 1980 y de 1990 se concentran inexorablemente en el sexo, el escándalo y el chisme, por lo que en la actualidad tabloide se ha vuelto sinónimo de prensa amarillista, término que denota sensacionalismo.