En Inglaterra se preparan 150 millones de tazas diarias de té empacado en bolsitas de papel. Este papel es un filtro semejante a una malla, con espacios que permiten el paso del agua caliente, pero que no dejan escapar las hojas de té. Además, el papel tiene la resistencia suficiente para no romperse en las máquinas empacadoras ni cuando se le manipula, ya sea seco o mojado.
Ningún papel ordinario podría reunir tales cualidades. El de las bolsas de té se fabrica con dos fibras resistentes: cáñamo de Manila, que le da resistencia, y fibra termoplástica, que sirve para sellar las bolsitas; no están entretejidas, si¬no que se colocan en dos capas acuosas separadas.
El papel se forma cuando escurre el agua y la malla húmeda que queda se exprime con rodillos. Esto da al papel una estructura irregular, con poros de diferente tamaño.
El papel pasa por la máquina empacadora en dos tiras sobrepuestas. La mis¬ma máquina mide la cantidad de té que hay en la tira inferior. Las bolsas se forman con calor, que sella las dos tiras por los bordes. Las fibras termoplásticas se funden y forman la textura que conserva su resistencia cuando se solidifica al enfriarse. Su punto de fusión es superior a los 100°C, por lo que la bolsa no se despega cuando se le vierte encima agua hirviendo.
Cómo son y cómo funcionan todas las cosas