¿Por qué mi voz suena tan diferente cuando la oigo en una grabación?
Le damos respuesta a diferentes enigmas que tienen que ver con el cuerpo humano que nos puede parecer ficción al no tener una explicación clara.
En preparación para la vigilia, en las últimas fases del sueño el organismo empieza a producir una hormona asociada al estrés, dice Jan Born, profesor de neurociencia de la conducta en la Universidad de Tubinga, en Alemania.
Su equipo de investigadores observó que las personas dormidas tienen más adrenocorticotropina en la sangre si esperan despertar a cierta hora. Los genes también influyen.
Un estudio de la Universidad de Kansas llamó al gen KDM5A el “gen despertador” porque acciona el “interruptor” de la vigilia en el cuerpo.
Sarah Klein, tomado de huffingtonpost.com
Todos los ruidos que oímos (el trino de los pájaros, el zumbido de las abejas) son ondas de presión que viajan por el aire y que el oído capta y transmite al cerebro para que éste las interprete.
Al hablar estimulamos doblemente el oído: con la vibración interna de las cuerdas vocales y con los sonidos que emitimos y que nos llegan por el aire. Esta combinación da a la voz (tal como la oímos en vivo) un timbre más sonoro y grave que echamos de menos cuando la oímos en una grabación.
Matt Soniak, tomado de Mental Floss
La somnolencia nos hace parpadear menos, lo que reseca las membranas externas del ojo, y la consiguiente irritación dilata los vasos sanguíneos de la esclerótica, que normalmente son invisibles.
Parpadear más a menudo alivia las molestias.
Tomado de New Scientist
El cerebro no tiene neuronas sensibles al dolor, pero la duramadre (la más externa y gruesa de las tres membranas que lo envuelven) está llena de receptores que sí lo sienten.
Para operarlo se inyecta anestesia local en ella y en la zona del cuero cabelludo donde se hace la incisión, dice Dimitris Placantonakis, neurocirujano de la Universidad de Nueva York.
La cabeza duele cuando la duramadre u otro tejido no cerebral, como músculos o senos paranasales, se irritan, inflaman o comprimen. Sea cual sea la causa (un tumor, un golpe, comer helado muy rápido), los receptores de esa parte envían al cerebro señales que éste interpreta como dolor.
James Carlton, tomado de Discover
Lo que arruina el sabor es el lauril éter sulfato de sodio, una sustancia que se añade a la pasta de dientes para que haga espuma y se extienda con más facilidad.
Este compuesto inhibe los receptores de las papilas gustativas que perciben el dulzor y, al descomponer los fosfolípidos de la lengua, realza los sabores amargos. P
ara acabar con el problema, utiliza una pasta sin este ingrediente, o cepíllate los dientes después de las comidas y no antes.
Matt Soniak, tomado de Mental Floss
Los moretones se forman cuando los capilares de la piel se rompen; la hemoglobina de la sangre extravasada les da su color morado característico.
Al llegar glóbulos blancos a la lesión para repararla, descomponen la hemoglobina y producen primero biliverdina, que es de color verde, y luego bilirrubina, que es amarilla.
Por último, la zona se despeja de desechos y el moretón desaparece.
Tomado de New Scientist
“A 10,000 metros de altitud, el primer sentido que se pierde es el gusto”, explica Grant Mickels, chef ejecutivo de desarrollo culinario de LSG Sky Chefs, filial de Lufthansa. El problema no es la calidad de la comida.
Investigadores alemanes probaron alimentos en un simulador de cabina de pasajeros al nivel del mar, presurizado a 2,400 metros de altitud, y observaron que esa atmósfera “adormece las papilas gustativas casi tanto como si se estuviera resfriado”, dice Mickels.
La percepción de lo salado y lo dulce decae 30 por ciento. La escasa humedad a esa altitud también reseca la nariz y embota receptores olfativos esenciales para percibir los sabores.
Barbara Peterson, tomado de Condé Nast Traveler
No. Si alguien va a entrar en estado de coma, nada que se le diga puede impedirlo. Sea cual sea el factor que ocasione la pérdida del conocimiento (una apoplejía, una sobredosis de un fármaco o droga, o cualquier otro), ésta suele producirse sin importar lo poco o muy despierta que esté la persona.
A menudo se dice que hay que mantener despiertas a las víctimas de golpes en la cabeza por temor a que el sueño las hunda en un coma. Muchos médicos niegan esta posibilidad. Lo único que se debe vigilar en una persona inconsciente es que nada le obstruya la respiración.
Los médicos y técnicos de urgencias mantienen despejadas las vías respiratorias entubando al paciente, no pidiéndole que no se duerma.
Daniel Engber, tomado de slate.com
El cabello y las uñas dejan de crecer casi tan pronto como se pasa a mejor vida. Lo que ocurre es que la piel de un muerto se reseca y se retrae en relación con el pelo y las uñas, y los hace parecer más largos.
La formación de células nuevas requiere oxígeno y glucosa, sustancias que un cadáver ya no tiene.
Cortesía de Smithsonian Enterprises, smithsonian.com