En una era dominada por redes sociales, podcasts y música por streaming, la radio parece haber quedado en segundo plano.
Sin embargo, este medio tradicional sigue más vivo de lo que muchos creen, y no solo por nostalgia. La radio tiene una ventaja que las tecnologías modernas aún no pueden igualar: su resistencia en situaciones críticas.
A diferencia del internet o los teléfonos celulares, que dependen de redes complejas y electricidad constante, la radio opera con ondas electromagnéticas que pueden viajar largas distancias. Un pequeño radio de baterías puede seguir funcionando incluso en un apagón total, sin necesidad de Wi-Fi, datos móviles o conexión eléctrica. Esta independencia técnica es lo que la convierte en una herramienta crucial.
Durante terremotos, tormentas, conflictos armados o ciberataques, los sistemas modernos pueden colapsar. Pero la radio, especialmente en frecuencia AM, sigue emitiendo.
De hecho, muchos gobiernos la consideran parte fundamental de sus planes de defensa civil y sistemas de alerta. Algunas estaciones incluso cuentan con plantas eléctricas para continuar transmitiendo en emergencias.
Esto también explica por qué los barcos, aviones y bases militares aún usan frecuencias radiales para comunicarse. En esos contextos, la radio no es una reliquia: es seguridad. Y si alguna vez colapsara la red eléctrica o el internet global, millones de personas aún podrían informarse gracias a una señal de radio activa.
Adaptación de la radio a los tiempos modernos
Aunque cada vez menos jóvenes escuchan estaciones FM o AM por costumbre, el formato de la radio se ha adaptado. Muchas emisoras ya transmiten por internet y ofrecen sus programas en formato podcast. Aun así, el núcleo de lo que hace a la radio especial -su inmediatez, simpleza y alcance- sigue vigente y necesario.
Radio en la comunidades rurales
También hay que considerar su rol en comunidades rurales, donde el acceso a internet no es estable o incluso inexistente. Para muchas personas en el mundo, la radio sigue siendo la principal fuente de información, educación y entretenimiento. En estos lugares, apagar una estación sería como cortar una vía de comunicación vital.
Extinción de la radio, improbable
Por todo esto, decir que “la radio nunca va a desaparecer” ya no suena tan romántico, sino realista. No por moda ni popularidad, sino porque en el peor de los escenarios, podría ser lo único que nos mantenga conectados. La radio no solo transmite música y noticias, también transmite resiliencia.
Quizá no escuchemos la radio todos los días, pero saber que está ahí, encendida y lista, es más importante de lo que parece.
Tal vez el futuro sea digital, pero si todo lo demás falla, la radio seguirá hablando.