Si eres de los que dice que nunca a mentido, probablemente es que si lo hayas hecho. Y no, no te estamos juzgando, pues es muy probable que todos, al menos alguna vez, hayamos dicho una mentira y muy probablemente también otras personas nos hayan mentido varias veces.
La mentira es un comportamiento humano común, y aunque algunas no desencadenan efectos adversos, e incluso pueden pasar desapercibidas, otras más sí tienen consecuencias importantes. Lo importante es entender las razones detrás de estas mentiras y trabajar en construir una comunicación más abierta y honesta. Quizás te interese leer: ¿Quieres saber cómo atrapar a un mentiroso? Te lo decimos
Ahora bien, te has preguntado ¿por qué las personas mienten, por qué tú lo has hecho? Bueno, esta nota trataremos de explicarte, pues de acuerdo con expertos en psicología, las personas recurren a la mentira por una diferentes razones, entre las que destacan algunas, aquí te las decimos:
Aunque la mentira se asocia a conceptos negativos como el engaño, la falta de honradez y la desconfianza, hay algunas mentiras que surgen de buenas intenciones, conocidas como mentiras blancas o piadosas.
Son el tipo de mentiras que se dicen para hacer felices a los demás o a uno mismo, por ejemplo, al decir a los niños que Santa Claus o los Reyes Magos existen (mentira prosocial) o al omitir o modificar cierta información que podría hacer sentir mal a alguien (mentira altruista). Según una investigación realizada en Canadá en 2022, ésta es una de las motivaciones más comunes que llevan a la gente a mentir.
Otra razón habitual para mentir, como se menciona en la investigación del punto anterior, es proteger la intimidad. Es comprensible que haya información y asuntos personales que la gente prefiera guardarse para sí misma, por lo que a menudo recurre a ocultar o mentir para mantener esas cosas a salvo de miradas indiscretas.
Según el estudio, las personas mienten para salvar las apariencias o para parecer mejores de lo que realmente son. En este sentido, algunas personas mienten para evitar sentirse vulnerables o expuestas, así como para evitar la vergüenza que podría implicar esa exposición. Por ejemplo, una persona puede mentir sobre su edad, su trabajo o su nivel de educación para impresionar a los demás y así evitar una evaluación negativa. El verdadero problema de decir mentiras: no es lo que piensas
Finalmente, hay ocasiones en que las personas pueden mentir para lograr un objetivo o para obtener beneficios. Por ejemplo, hay quienes mienten en su currículum para conseguir un trabajo o mienten sobre sus aficiones para atraer a alguien que les interesa.
Aunque esto no es tan común como las razones anteriores, a veces, las personas que mienten no tienen una razón real para hacerlo, sino que es su mente la que crea escenarios adversos que podrían ocurrir si dicen la verdad. Se trata de los mentirosos compulsivos, quienes mienten porque temen que la verdad ocasione que sean juzgados o rechazados. Las personas que mienten por este motivo suelen tener la creencia de que no son dignos de amor o de que no merecen ser amados por su imperfección y, por lo tanto, tratan de manejar su imagen y sus sentimientos de vulnerabilidad mintiendo.
Las personas mienten con frecuencia para evitar ser castigadas por algo que han hecho mal y para evitar reprimendas, quejas y represalias. Esto ocurre cuando temen que la otra persona implicada en el asunto o situación por la que mienten se enfade, la juzgue o la abandone. Un ejemplo de ello es cuando le dices a otra persona que ya has hecho algo que te pidió que hicieras, aunque en realidad no lo hayas hecho.
Aunque ocurre en pocos casos, también hay personas que pueden obtener una especie de placer o alegría de mentir y manipular a los demás, hasta el punto de que incluso se vuelven adictas a la mentira, convirtiéndola en una práctica cotidiana.
Ahora ya tienes algunas razones por las que la gente miente y aunque la mentira es algo común y a veces se dice sin intención de lastimar más bien proteger, al final sigue siendo una mentira.
Por lo que es importante ser honesto, aunque no siempre sea fácil.
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