Cuando se envejece, los huesos adelgazan. A los 70 años todo el esqueleto puede tener sólo dos terceras partes de la masa ósea original. El calcio es un factor clave que determina la fuerza ósea, pero el cuerpo lo utiliza también en la coagulación y para formar nervios y músculos que trabajen con eficiencia.
Por varias razones, las reservas de calcio del cuerpo se reducen con la edad. Algunas veces, los ancianos soslayan su dieta, haciendo caso omiso de sus requerimientos de calcio, contenido principalmente en los productos lácteos, huevos, legumbres y frutos cítricos. Asimismo, no hacen ejercicio con regularidad (al menos tres caminatas de una hora por semana).
Para absorber suficiente cantidad de calcio, el cuerpo necesita vitamina D, por ello los médicos recomiendan las tabletas de calcio, aceite de hígado de bacalao y otras fuentes ricas en esta vitamina. Los rayos ultravioleta del sol nos permiten elaborar nuestra propia vitamina D.
Cuando el cuerpo agota sus reservas de calcio, lo extrae de los huesos, por esa razón los huesos se adelgazan y se vuelven más porosos, condición que se conoce como osteoporosis. Este padecimiento es más común entre mujeres, sobre todo después de la menopausia.
En esa etapa, dejan de producir estrógenos, hormona que sirve para formar y mantener huesos sanos. En Estados Unidos, la terapia de reemplazo de estrógenos ha abatido la tasa de osteoporosis en mujeres ancianas.
Los huesos rotos sanan sólo si cuentan con un abasto suficiente de sangre. Por ello, unos cuantos huesos del cuerpo nunca sanarán si se rompen. En ocasiones, un hueso roto necesita algo que lo ayude a sanar; por eso los cirujanos implantan hueso de otra parte del cuerpo, principalmente de la cadera y las costillas.
El injerto, asegurado por tornillos o alambre, proporciona una proteína que estimula un nuevo crecimiento. El injerto muere, pero forma la base donde crecerá hueso nuevo. De la misma manera, cuando los huesos se deterioran, el cirujano puede implantar material artificial, un tipo de cerámica, que forma una nueva base para el hueso natural.
Este último injerto presenta un problema: no es poroso, de manera que el nuevo hueso tendrá que crecer alrededor del implante en lugar de en su interior, lo que sería más deseable. Hoy los científicos han descubierto un material natural de implante que es poroso, con una estructura muy parecida a la del hueso humano. Procede de los esqueletos de criaturas marinas: erizos de mar, corales y algas.
Estos esqueletos están hechos de carbonato de calcio, el cual se descompondría en el cuerpo humano, pero es posible convertirlos en un producto químico estable: el fosfato de calcio. Además, proporcionan patrones en los que realizar una forma mejorada de implantes artificiales.
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