¿Por qué no crece el Sol?
¿Por qué no crece el Sol? El Sol es una gigantesca bola incandescente de hidrógeno y helio. Si calentamos un globo con gas se expande, lo cual explica por qué un globo aerostático se...
¿Por qué no crece el Sol?
El Sol es una gigantesca bola incandescente de hidrógeno y helio. Si calentamos un globo con gas se expande, lo cual explica por qué un globo aerostático se eleva: el calor dilata el aire, que se vuelve más ligero de lo normal y puede sostener una canasta llena de personas en las alturas.
Si aplicamos el mismo principio, es lógico pensar que el calor de! Sol provoca la expansión de su volumen; pero sabemos que eso no ocurre. En realidad, muchas personas consideran que el comportamiento del Sol es absolutamente predecible.
La explicación de por qué el Sol no aumenta de tamaño fue propuesta en los años veinte por el astrónomo inglés Arthur Eddington, quien argumentó que si el Sol constaba sólo de gas, su fuerza de gravedad debería mantener ese gas en una pequeña bola compacta. Si el Sol no se comprime de esta manera, entonces hay otra fuerza que lo mantiene en equilibrio. Esa fuerza, según dedujeron él y otros científicos, es el calor; mientras la gravedad ejerce presión hacia dentro, el calor lo hace hacia fuera; una fuerza compensa la otra. Esas fuerzas paralelas, de igual intensidad, evitan que el Sol aumente de tamaño.
A partir de estas deducciones, surgieron otras. Ya se conocía la fuerza de gravedad del Sol. Eddington calculó cuánto calor se necesitaba para producir una fuerza equivalente de equilibrio y descubrió que era de un millón de grados centígrados. En el núcleo la temperatura del Sol es de 15 millones de grados. El físico George Gamow calculó que si fuera posible calentar la cabeza de un alfiler a la misma temperatura, irradiaría fuego en un radio de 100 km. Tan enorme es la bola de gas del Sol que cuando el calor aflora a la superficie, la temperatura ha descendido a 5,800°C.
La superficie del Sol permanece en estado de turbulencia constante, como corrientes gaseosas candentes. El gas más frío, más condensado y, por lo tanto, más pesado, se hunde en las profundidades del horno. Esos enormes flujos son visibles desde la Tierra e imparten al Sol una apariencia moteada de zonas de luz (calientes) y de oscuridad.
El mundo y sus porqués