Australia vive una de sus peores temporadas de incendios forestales, y según trabajadores de emergencia, lo peor aún está por venir.
El sábado, los incendios ardieron peligrosamente fuera de control en la costa este, de Nueva Gales del Sur, impulsados por las altas temperaturas y vientos poderosos, dejando a miles de hogares sin luz ni electricidad.
Los incendios están ocurriendo en zonas de la costa este y sur, que es donde vive la mayoría de la gente. Esto es alrededor de Sídney y Adelaida.
Desde septiembre del año pasado, los incendios han dejado un saldo de al menos 23 muertos y decenas de desaparecidos.
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Solamente en Nueva Gales del Sur se han quemado más de cuatro millones de hectáreas, para tener un idea de cuánto es esto: en 2019, cerca de 900,000 hectáreas se quemaron durante los incendios de la Amazonía, y 800,000 en los incendios de California, Estados Unidos.
Australia siempre ha tenido incendios forestales
Se le conoce como temporada de incendios, pero este año son mucho peores que lo normal.
La causa inmediata es el clima, específicamente un fenómeno conocido como dipolo del Océano Índico, que ha propiciado un período de calor y sequía.
En 2019, Australia estableció dos veces un nuevo récord de temperatura. El 17 de diciembre se alcanzó un máximo promedio de 40.9ºC, y al día siguiente 41.9ºC. A esto hay que sumarle un prolongado período de sequía.
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Australia se ha vuelto más calurosa en las últimas décadas y se espera que continúe haciéndolo.
Los incendios son parte natural del ciclo climático australiano, pero los científicos están de acuerdo en que los niveles crecientes de CO2 están calentando el planeta. Y han advertido durante mucho tiempo que este clima más cálido y seco contribuirá a que los incendios se vuelvan más frecuentes y más intensos.
Los patrones climáticos más extremos y las temperaturas más altas aumentan el riesgo de incendios forestales y les permite extenderse más rápido y por más terreno.
La vida silvestre
La gente puede huir de los incendios y ser evacuada, pero para la vida silvestre las llamas son devastadoras. Los canguros, que se mueven rápidamente, pueden por lo general escapar a menos que queden rodeados por las llamas. Pero los koalas, que andan despacio, suelen perecer en los incendios.
Pero las llamas no solo matan a los animales, también destruyen su hábitat, así que los sobrevivientes quedarán vulnerables incluso mucho después de que los incendios se hayan extinguido.
Un estudio académico estima que cerca de 500 millones de animales ya se han muerto solo en Nueva Gales del Sur. Además, se han perdido un sinnúmero de vacas y ovejas.
Fuente. BBC
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