Es temporada de helados, granizados y batidos. Pero con estas delicias frías también llega un efecto poco agradable: la temida congelación cerebral, ese dolor de cabeza intenso que aparece de repente cuando comes algo helado demasiado rápido.
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Este fenómeno, también conocido como “dolor de cabeza por estímulos fríos”, tiene una explicación médica clara. Se trata de una respuesta del cuerpo al cambio brusco de temperatura en el paladar y la garganta.
¿Qué es la congelación cerebral?
Su nombre científico es ganglioneuralgia esfenopalatina y ocurre por una rápida variación en el flujo sanguíneo hacia los vasos del cerebro. Según el Dr. Amaal Starling, neurólogo de la Clínica Mayo, al entrar en contacto con algo muy frío, los vasos sanguíneos de la parte posterior de la garganta se contraen y, poco después, se dilatan. Este cambio repentino activa los receptores del dolor.
Por eso, aunque el frío se percibe en la boca, el dolor se experimenta en la cabeza. El Dr. Wojtek Mydlarz, especialista en otorrinolaringología de Johns Hopkins, explica que esto se debe a un “dolor referido”, en el que una parte del cuerpo siente los efectos de otra. En este caso, el nervio trigémino, que conecta el rostro con el cerebro, transmite el dolor hasta la frente y la cara.
Afortunadamente, aunque puede ser intenso, el dolor es pasajero y no representa un peligro para la salud.
¿Cuánto tiempo dura la congelación cerebral?
En la mayoría de los casos, la congelación cerebral dura solo unos segundos y rara vez más de cinco minutos. Su duración depende de cuánto tiempo estuvo expuesto el paladar al frío y de la sensibilidad de cada persona a los cambios bruscos de temperatura.
¿Por qué ocurre la congelación cerebral?
Algunos médicos sugieren que es un reflejo de supervivencia. Al contraerse los vasos sanguíneos, el cuerpo intenta proteger su temperatura central. Pero también influye la predisposición individual.
Las personas que padecen migrañas, por ejemplo, son más propensas a sufrir congelación cerebral debido a:
Vasos sanguíneos más reactivos: responden con mayor rapidez a estímulos fríos.
Nervio trigémino más sensible: este nervio es clave en las migrañas y también se activa durante la congelación cerebral.
Menor umbral del dolor: en quienes tienen migrañas, las vías neuronales se activan más fácilmente.
¿Por qué algunas personas nunca la padecen?
Esto puede deberse a diferencias en la anatomía del paladar, menor sensibilidad al dolor o simplemente a que comen alimentos fríos más despacio. Ingerirlos lentamente permite que el cuerpo se adapte al cambio de temperatura sin activar la respuesta dolorosa.
¿La congelación cerebral puede causar daño?
No. Aunque el dolor pueda parecer alarmante, no hay evidencia de que cause daño cerebral. La Clínica Cleveland asegura que es un fenómeno temporal e inofensivo que no requiere atención médica. No obstante, si los dolores de cabeza son frecuentes o duran más de lo normal, conviene consultar al médico.
¿Cómo detenerla?
Si ya estás sufriendo el dolor, puedes:
Presionar la lengua contra el paladar para calentarlo.
Tomar un sorbo de agua tibia.
Cubrir la boca y nariz con las manos para generar calor.
Y para prevenir futuros episodios, sigue este consejo del Dr. Starling: usa una pajilla pequeña y bebe despacio, para que el cambio de temperatura no sea tan abrupto. ¡Y no olvides disfrutar tu helado con calma!