¿Por qué se realizan tantos trasplantes de córnea?
Sin temor a exagerar, los trasplantes de córnea han restaurado la vista a cientos de miles de personas en todo el mundo. La técnica del más común de los trasplantes de órganos ya es rutinaria, incluso en algunos hospitales pequeños.
En la operación se reemplaza la córnea, la ventana protectora del ojo por la que pasa la luz hacia el cristalino en dirección a la retina. Para una buena visión, la córnea debe ser transparente y estar en buenas condiciones. Sin embargo, es uno de los tejidos del cuerpo más sensibles y puede dañarse fácilmente por infección, suciedad, quemaduras con productos químicos o algún otro accidente.
La razón para que los trasplantes de córnea, o injertos, se realicen con tanta asiduidad radica en su éxito: aproximadamente 90% de eficacia. Por primera vez, hay una cura para el queratocono grave, un padecimiento hereditario en el que la córnea adquiere forma cónica y distorsiona la visión. Además, los padecimientos que requieren la operación son ahora más comunes. Algunos son producto de nuestro tipo de vida; por ejemplo, una mayor participación en actividades deportivas conlleva más riesgo de lesiones oculares. Asimismo, puede atribuirse al abuso de los lentes de contacto contra las indicaciones del médico.
Para realizar el trasplante, los cirujanos deben contar con la córnea de un donante ya fallecido, procedente de un banco de ojos. La córnea donada puede reemplazar la totalidad o parte de la córnea defectuosa del paciente. En la operación más común, conocida como queratoplastia de penetración, el cirujano reemplaza la membrana completa; con la otra técnica, denominada queratoplastia laminar, sólo se implanta una parte.
El cirujano trabaja con un microscopio de precisión y extirpa parte de la córnea que pretende reemplazar. En general, se trata de un disco de 5 a 10 mm de diámetro. Después, corta un disco ligeramente mayor de la córnea donada y la inserta utilizando para suturar hilo de nailon más fino que un cabello humano. La operación se lleva a cabo aproximadamente en una hora.
Uno o dos días después, cuando se retiran los vendajes, el paciente puede ver, aunque aún no enfoque bien. La vista se recupera gradualmente en cuestión de unos meses. Los puntos de sutura se dejan durante casi un año para permitir que la córnea, que carece de vasos sanguíneos, sane totalmente.
Muchas personas se preguntan por qué es muy raro que un trasplante de córnea cause rechazo, como suele suceder con otros órganos. Ello se debe a que la córnea sana carece de vasos sanguíneos y los glóbulos blancos rara vez tienen oportunidad de provocar el rechazo.
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