¿Por qué te mareas cuando viajas? Posibles razones y cómo evitarlo
Este fenómeno, llamado mareo por movimiento, afecta a un gran número de personas que viajan en barco, en coche o incluso a través de la realidad virtual. Conoce las posibles causas.
Para algunos, viajar es sinónimo de aventura y emoción, mientras que para otros puede ser una batalla contra las náuseas, los mareos y el malestar. Este fenómeno, llamado mareo por movimiento, afecta a un gran número de personas que viajan en barco, en coche o incluso a través de la realidad virtual. Los expertos opinan sobre qué hacer al respecto.
Este tipo de mareo conocido como “cinetosis” puede afectar a casi todo el mundo, incluidos niños y perros. Los estudios sugieren que más de la mitad de las personas que viajan en automóvil sufren mareos.
Los científicos aún no comprenden completamente por qué algunas personas sufren de mareos mientras viajan y otras simplemente pueden leer alegremente novelas largas mientras viajan en el asiento trasero de un coche. Sin embargo, existen varias teorías y aquí te las decimos.
La del conflicto sensorial, que se produce cuando lo que el cuerpo siente no coincide con lo que los ojos ven. Por ejemplo, en un barco en movimiento, el cuerpo siente el balanceo de las olas, pero los ojos pueden ver un entorno estático. Este conflicto puede causar síntomas como náuseas, mareos y dolor de cabeza.
Otra teoría sugiere que algunas personas se marean debido a que no ajustan naturalmente su postura al estar en un medio de transporte en movimiento. Esta desconexión entre el cuerpo y el entorno puede causar malestar.
El mareo es menos frecuente si viajamos en el asiento delantero, porque nos resulta más fácil ir observando la carretera y los lugares por los que nos movemos. El cerebro recibe una información del movimiento a través de la vista, congruente con el movimiento que siente nuestro cuerpo.
Sin embargo, cuando vamos sentados en los asientos posteriores, en lugar de fijar la vista sobre el paisaje en movimiento, lo hacemos con mucha frecuencia sobre puntos “quietos” dentro del coche. Nuestro cerebro recibe informaciones incongruentes y se desencadena la inestabilidad, el malestar y el mareo.
Asimismo, el mareo es más frecuente si vamos sentados en el sentido contrario al de la marcha, como ocurre a veces en los autobuses urbanos y en los trenes de alta velocidad.
El papel de la genética en la susceptibilidad a los mareos también es digno de consideración. Ciertos estudios han revelado marcadores genéticos asociados al equilibrio y a los sentidos que podrían hacer a ciertos individuos más susceptibles de experimentar mareos.
Mantenerse hidratado y asegurarse de tener aire fresco durante el viaje puede ayudar. En coche, puedes abrir una ventana para permitir la circulación de aire, en avión, activar la ventilación en tu parte superior y en un crucero, dirígete a la cubierta abierta. También es importante tener cuidado con lo que comes antes o durante el viaje, ya que ciertos alimentos pueden empeorar los síntomas de mareo.
Prestar atención a tu entorno visual puede ayudar. Mirar al horizonte en alta mar o sentarse en el asiento delantero de un automóvil para tener una mejor vista de la carretera y lo que se avecina puede ayudar a sincronizar tus sentidos.
Algunas personas pueden beneficiarse de entrenar el cuerpo para resistir el mareo. Ejercicios visoespaciales simples, como encontrar objetos ocultos en rompecabezas o doblar papel, han demostrado reducir el mareo en algunos estudios.
Si viajar en autobús te hace sentir mal, opta por conducir tú mismo o sentarte en el asiento delantero. Si te embarcas en un crucero, elige barcos más grandes con movimientos más suaves en lugar de cruceros fluviales en aguas turbulentas.
Para quienes prefieren no tomar medicamentos, hay alternativas. Algunas personas encuentran alivio utilizando pulseras de acupresión que se basan en principios de acupuntura. También existen dispositivos como gafas con líquido en su montura que crean un horizonte artificial para ayudar a que los ojos y los oídos se sincronicen. Aunque su eficacia no está completamente demostrada, si funcionan como placebo y alivian el malestar, pueden ser una inversión valiosa.
Con información de Nat Geo y CuidatePlus