El vino caliente es una bebida tradicional que se sirve en muchos países durante las fiestas navideñas y de fin de año. Es delicioso y reconfortante.
En los primeros pasos de la humanidad, cuando se descubrían los grandes platillos que alegran a nuestro paladar hoy en día, se combinó lo ahumado y amargo del vino con lo dulce de la miel y la compañía de especias con sabores fuertes, como pimienta o laurel. En el Imperio Romano, alrededor del año 20 d.C., se registró el primer vino caliente.
Con el paso de los años cada parte de Europa añadió su toque, conservando la línea de mezclar vino con especias y tomarlo en temperatura alta; en Suecia se mezcló el licor con jengibre y clavo; Francia optó por solo calentarlo en conjunto de la canela; Italia lo nombró vino brule e Inglaterra lo resumió como Mulled.
En lo que estuvo de acuerdo todo el mundo fue en su composición estándar: vino seco, azúcar, especias y aromatizantes para una experiencia gastronómica cortesía de la fusión de sabores. El Vino Caliente se bebe, mayormente, en un día de invierno, en la noche o en ocasiones especiales, para salir de la zona de confort.
Receta proporcionada por KitchenAid