Las inyecciones intramusculares afectan el control glucémico de las personas que viven con diabetes y usan la insulina como piedra angular de su tratamiento.
Un error muy frecuente entre las personas que viven con diabetes es una mala técnica de inyección, la cual se relaciona con el área en donde entra la aguja con el medicamento. Esto es, que la insulina debe aplicarse únicamente en el tejido subcutáneo, sin llegar al músculo, de lo contrario se pone en riesgo el control glucémico del paciente.
Actualmente, se dispone de una amplia variedad de insulinas. La diferencia entre cada una de ellas es el tiempo de acción, el inicio y el fin de su utilización en nuestro cuerpo. El médico tratante es quien indica qué tipo de insulina administrar de acuerdo con la necesidad que se desea cubrir en cada paciente.
Una inyección intramuscular supone un riesgo latente para el control glucémico debido al desfase en los tiempos de acción de la insulina con los horarios previamente establecidos en el plan de cuidado para ingerir sus alimentos o realizar algún ejercicio físico.
Solo 53 por ciento de los mexicanos con diabetes toma medidas para evitar complicaciones.
“Sin importar el tipo de insulina que cada paciente requiera para su tratamiento, todas deben inyectarse en el tejido subcutáneo ya que es ahí donde la insulina se absorbe a una velocidad estable, predecible y mantenida, lo cual permite asegurar un efecto sostenido del medicamento aplicado” explica Teresa Tafolla, educadora en diabetes de BD Ultra Fine.
Los riesgos comúnmente asociados con la inyección intramuscular son:
Ambas fluctuaciones en el nivel de glucosa en sangre se relacionan con el desarrollo de las complicaciones conocidas de la diabetes.
Para evitar todo esto y lograr una terapia de insulina exitosa, Tafolla recomienda el uso de herramientas seguras, únicas y confiables para que la experiencia sea más precisa, ya que será una práctica que acompañará a las personas que viven con diabetes durante toda su vida.
Las agujas para dispositivos tipo pluma miden 4mm de longitud son las agujas más cortas y ultra finas que existen. Ahora se sabe que 4mm son suficientes para atravesar los 2mm que mide la piel, ideal para depositar la insulina en el tejido subcutáneo. Sus beneficios se extienden a todo tipo de pacientes, son seguras y eficaces.
Los pacientes pueden tardar hasta 11 años en comenzar un tratamiento con insulina.
Existen agujas de 4mm con un acabado de 5 biseles en la punta. Esta tecnología facilita la penetración de la aguja en la piel, disminuyendo su percepción de manera significativa al momento de la inserción. Esto significa mayor adherencia al tratamiento y aceptación de la insulinización.
Con este tipo de agujas se reduce significativamente la posibilidad de inyección en el músculo en comparación con otras longitudes de agujas para insulina.
Además de ser más cómodas, la técnica de inyección es más sencilla, ya que en la mayoría de los casos el paciente no tendrá que hacer un pliegue en la piel ni el impreciso ángulo de 45º que se sugiere para agujas más largas.
“Está demostrado con base científica que la insulina es el tratamiento óptimo para el control de la diabetes, así que es preciso administrarla de manera correcta para aprovecharla al máximo y alcanzar los resultados deseados. Al evitar las inyecciones intramusculares, se evitarán también las complicaciones de una diabetes mal controlada y se alcanzará una mejor calidad de vida” concluye Tafolla.
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