Desde hace algunos años la concientización de una alimentación saludable es un tema que despierta el interés de cada vez más personas. Los consumidores se han hecho más responsables sobre los productos que adquieren, buscando tener una alimentación más balanceada, beneficios nutrimentales, poca ingesta de calorías, de azúcar, etcétera.
Pero no solo eso, la primera transformación importante que ha traído el etiquetado frontal de advertencia, a poco más de un año de su implementación, ha sido la reformulación de productos.
Según información reportada por empresas como Nestlé, Coca-Cola, PepsiCo, Bimbo, Lala y Kelloggs para el 2020, año en que entraba en vigor la NOM 051 que permitió el nuevo etiquetado, el 56% de sus productos tendría una reestructura y reformulación para ofrecer menos azúcares, sodio y grasas.
Un tema muy relevante para el consumidor consciente es el consumo de azúcar, así que cada vez revisa más qué productos la contienen y en qué proporción.
Los azúcares naturales son aquellos que se encuentran presentes en los alimentos. Los encontramos principalmente en las frutas.
Por otro lado, los azúcares añadidos se encuentran presentes en productos procesados como los pasteles, galletas, etcétera.
Una pequeña dosis aporta energía, ya que la sacarosa del azúcar se transforma en glucosa y fructosa que mantiene la presión de la sangre y retrasa la aparición de fatiga.
Sin embargo, consumir azúcares en exceso aumenta los niveles de glucemias, así como los niveles de grasas y lípidos que ocasionan un gran riesgo de contraer obesidad, diabetes, hipertensión, dislipidemia y síndrome metabólico.
Debido a que son una fuente de energía, un gran consumo acelera la reproducción bacteriana que se presenta como caries en la dentadura e infecciones en los órganos. Estas son algunas formas en las que comer azúcar te enferma.
Lo más importante es mantener horarios regulares de comida para evitar el almacenamiento de glucosa en el cuerpo y permitir que una vez consumidos se gasten en energía benéfica. Lo segundo es regular el consumo de azúcares.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la cantidad indicada al día para un adulto de índice corporal normal es el equivalente a 10% del consumo total de calorías, algo así como 25 gramos al día. Este porcentaje incluye azúcares naturales y añadidos.
Existen productos con la leyenda “Reducidos en azúcar” o “0% azúcar” que permiten lograr la ingesta diaria indicada.
La existencia de estos productos reformulados es uno de los hitos más relevantes desde la implementación del etiquetado de advertencia, al considerar que los mexicanos somos los mayores consumidores en América Latina de productos ultraprocesados, con 214 kilos per cápita al año.
México ocupa el 4to lugar a nivel mundial. Además, el 30% de las calorías que consume la población mexicana provienen principalmente de productos ultraprocesados y bebidas endulzadas.
Los cambios en la formulación de ingredientes es la primera transformación positiva para el entorno alimentario y la salud de las y los consumidores mexicanos, pues tienen acceso a cada vez más productos libres de sellos y leyendas de advertencia, precisan voceros de El poder del consumidor.
Uno de los mayores impactos de la falta de información sobre lo que contienen los productos alimentarios es que las personas tienen un mayor riesgo de estar ingiriendo ingredientes que pueden incrementar el riesgo de desarrollar obesidad, pues las enfermedades derivadas de ella son un gran peso para la salud y las finanzas públicas del país.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, tras cinco años de su implementación, el etiquetado frontal podría evitar 1.3 millones de casos de obesidad en el país y ahorrar 1.8 millones de dólares asociados al gasto público en obesidad.
Otra opción para los amantes de una alimentación saludable son los productos denominados “sin sellos”, es decir, productos 100% naturales, sin azúcares, ni saborizantes o colorantes artificiales, explica Felipe Gómez García, director general de Grupo Vida (Granvita).
La existencia de esos productos en las tiendas y supermercados es una opción viable para el equilibrio en la ingesta, sobre todo, de azúcar.
El consumo de bebidas azucaradas, por ejemplo, está relacionado con el desarrollo de diabetes y otras enfermedades no transmisibles que debilitan el sistema inmune de las personas y el sistema de salud público del país.
Un metanálisis de 17 estudios que evaluaron el consumo de bebidas azucaradas y el riesgo de diabetes encontró que el consumo de una porción por día de cualquier bebida azucarada se asoció con 18% más de riesgo de presentar diabetes, riesgo que incrementa conforme aumentan las porciones de consumo.
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