Protege a tus hijos del bullying cibernético. El acoso virtual se ha vuelto un tema cada día más común en los noticieros, y una amenaza para nuestros hijos.
Por eso es importante hablar con ellos sobre su reputación en línea, especialmente en las redes sociales, y de cómo puede afectar su vida real. He aquí cinco consejos para que enseñes a tus hijos a protegerse cuando usen Internet.
En la Red, la identidad de una persona es como un “tatuaje permanente”. Hoy día las empresas buscan información sobre los aspirantes. Imagina que un hijo tuyo acaba de terminar su carrera.
Los reclutadores de personal podrían revisar su reputación en línea antes de decidir si lo contratan o no. Así que es mejor ser prudentes al usar la Red: los errores que cometemos al navegar en ella perduran.
Las configuraciones de privacidad no son una solución perfecta, pero brindan cierto grado de protección a los usuarios de las redes sociales.
Si tu hijo o hija tiene una cuenta en una de estas redes, cerciórate de que sepa cómo mantener sus actualizaciones fuera del dominio público, y también cómo aprovechar al máximo las configuraciones de privacidad.
Muchos adolescentes piensan que está bien compartir todo con sus amigos en línea. Por ejemplo, escribir: “¡Ojalá no tuviéramos estos vecinos! Dice mi papá que los odia”.
Este comentario quizá le parezca inofensivo al muchacho, pero si se enteraran los vecinos, éste se vería en problemas.
Los adolescentes tienen que saber que lo que publican en línea puede perjudicarlos a ellos y a otras personas.
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Una forma cruel de acoso cibernético ocurre cuando un muchacho abusón se apropia de la cuenta de otro chico, bloquea su acceso a ella y después finge ser la víctima.
Cuando el dueño recupera el control de su cuenta (si es que lo logra), tanto su nombre como su reputación podrían haber quedado manchados en Internet.
Para que a tu hijo nunca le pase eso, enséñale la importancia de no divulgar sus datos personales (fecha de nacimiento completa, número telefónico, dirección, etc.) en las redes sociales. Y ayúdalo a crear una contraseña segura.
Puede ser una combinación de números, símbolos y letras mayúsculas y minúsculas. Otra opción es convertir en contraseña una frase fácil de recordar.
Por ejemplo, “Yo, Joel Brito, nací a las 5:00 a.m.” se convierte en YJBn@5AM.
Se vuelve información pública. Es imposible garantizar que lo que uno publica en Internet permanecerá donde uno desea que sea visto.
Los piratas acceden a las cuentas de Facebook; los amigos comparten mensajes privados, y las empresas modifican sus políticas de privacidad.
Antes de que tus hijos publiquen una imagen, escriban algo en su muro o envíen un mensaje, deben considerar si lo que están compartiendo es “información pública”.
Pregúntales: “¿Quieren que el director de su escuela o su abuela vean esa imagen o ese texto? Si la respuesta es no, entonces no deben publicarlo.
¿Tus hijos saben sobre privacidad en Internet?
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