Protege a tus hijos del hígado graso con estas estrategias

Desde hace dos décadas el mundo se enfrenta a un fenómeno epidemiológico vinculado a las enfermedades del hígado asociadas a la obesidad y a la resistencia a la insulina, y la situación empeora de tal manera que será uno de los problemas de salud más acuciantes de infinidad de países, alerta Carlos José Fernández-Checa Torres, director del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, España.

Ahora existe una nueva amenaza contra la salud hepática: la obesidad. Está comprobado que los kilos de más rivalizan con el alcohol y que tienen incidencia directa en la progresión hacia la enfermedad llamada hígado graso, que puede culminar en cirrosis o en cáncer hepático.

México, un país con una infancia obesa

El sobrepeso y la obesidad se erigen como una pandemia en México no solo entre los adultos, sino entre la población infantil, así que poco a poco se irán viendo más casos de niños con enfermedades como diabetes tipo II e hígado graso, alerta Edith González, especialista en gastroenterología y nutrición pediátrica.

Según la última encuesta de salud realizada en México en el 2018, 1 de cada 3 niños tiene sobrepeso u obesidad. Dichas condiciones favorecen el desarrollo de comorbilidades que antes solo atacaban a los adultos. “Hemos visto casos de niños de seis años con hipertensión y diabetes tipo II”.

¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos no evolucionen hacia el hígado graso?

Buenos hábitos familiares

La familia es un factor determinante, pues está comprobado que en donde hay padres obesos existe un alto riesgo de que haya hijos obesos.

También se sabe que la comida en familia —sobre todo para los niños— es un factor que protege contra las ganancias excesivas de peso.

Elimina estas bebidas ¡ya!

La mejor intervención en nutrición infantil es la eliminación de las bebidas azucaradas. En promedio, las bebidas azucaradas contribuyen con casi el 70 por ciento de los azúcares añadidos que consumió la población mexicana.

En niños de 1 a 4 años, el 52.5 por ciento del azúcar añadida que consumen al día proviene de estas bebidas.

Fomenta la alimentación perceptiva

La alimentación perceptiva forma parte general de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. No solo se trata del alimento y su calidad, sino del cómo.

Se trata de una alimentación interactiva, pues se le presta atención a los signos de saciedad, de hambre, de los gustos del niño.

En este tipo de alimentación los padres deben asegurarse de que el niño come lo suficiente, pero que no le esté dando demasiado en cuanto a sus necesidades. Los cuidadores tienen que ser conscientes de las señales de saciedad de sus hijos y no incitarlos a comer de más.

¡A moverse todo el tiempo!

La actividad física en todas las edades ayuda a evitar el desarrollo de obesidad. Incentiva la práctica de una actividad deportiva estructurada que alcance un tiempo de 60 minutos al día; si no es posible fomenta trayectos cercanos a pie o en bicicleta.

A dormir se ha dicho

El sueño se ha asociado con un mayor índice de obesidad infantil,  los patrones de sueño de los niños son distintos a los de los adultos, yun recién nacido debe dormir entre 14 y 17 horas al día, mientras que un adolescente el periodo aproximado debe ser de 10 a 14 horas, lo que no se cumple por la nueva era digital, a menor duración del sueño, mayor riesgo de presentar obesidad con todas sus comorbilidades.

Fulmina el estrés

El estrés es otro de los factores fundamentales dad que los niños están integrados en un entorno familiar, así que aquellas familias disfuncionales o cuando los niños están estresados por la escuela, puede ocasionar que tengan ingestas excesivas como un mecanismo compensador para reducir su ansiedad.

Los pediatras deberían indagar acerca del entorno de los niños tanto familiar como escolar.

Control de peso en el embarazo

Si podemos irnos más atrás algo que resulta muy importante es cómo la mujer embarazada lleva el proceso de gestación; debe evitarse que las mamás ganen mucho peso, porque eso fomenta la activación de ciertos genes que modulan mecanismos metabólicos de ahorro de energía, oxidación de grasa, que se activen e inactiven dependiendo de esa ganancia de grasa.

Genéticamente los mexicanos son susceptibles al hígado graso

Lactancia materna

Es uno de los principales factores protectores para todas las enfermedades metabólicas como hipertensión, obesidad, dislipidemias y sabemos que las tasas en México son bajas.

Según la última encuesta en salud alrededor del 28 por ciento lacta por lo menos seis meses de manera exclusiva y solo un 40 por ciento mantiene la lactancia hasta los dos años, tiempo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Tenemos que ser más promotores porque hace que esas vías metabólicas se expresen de una forma adecuada.

Patrones de alimentación tempranos

Desde que se inicia con la dieta complementaria se deben establecer para poner tener porciones, cantidades, tiempos y ser respetuosos de sus sensaciones de hambre y saciedad para que ellos vayan aprendiendo que la alimentación es más que crecimiento, sino también una forma en la que podemos convivir.

Hígado graso, cirrosis y cáncer

El hígado graso está muy relacionado con cuestiones metabólicas como diabetes, resistencia a la insulina, síndrome de ovario poliquístico, hipotiroidismo. Además, ahora se sabe que los pacientes con hígado graso tienen mayor riesgo de presentar un evento cardiovascular tanto cerebral como cardiaco, más probabilidades de tener falla renal y padecer diversos cánceres, explica Leonardo Martínez, médico internista subespecialista en gastroenterología y con alta especialidad en endoscopía digestiva avanzada.

“Cuando solo se piensa que es grasa en el hígado probablemente se está excluyendo la posibilidad de tratar oportunamente un problema que puede acarrear complicaciones graves e, incluso, mortales” explica.

Más que solo grasa en el hígado este padecimiento forma parte de un espectro de enfermedades, pues esa grasa acumulada se vuelve tóxica, así que el hígado se protege con la creación de puentes de fibrosis, lo que resulta en lo que se conoce como el estadio más avanzado de la enfermedad hepática que es la cirrosis, para la cual no existe ningún tratamiento.

Los hígados con ese nivel de daño estructural es más probable que padezcan carcinoma hepatocelular (cáncer).

En la dosis está el veneno. Si frecuentamos ese estilo de vida basado en alto consumo de alcohol, carnes rojas, ultraprocesados y alimentos que ya tienen asociación documentada para ciertos tipos de cáncer es, literalmente, echarle leña al fuego y aumentar la posibilidad de enfermar gravemente.

Eliesheva Ramos

Como periodista tengo la misión, parafraseando al intelectual español Julio Anguita, de perturbar, de agitar el cerebro, de mover las conciencias. Para lograr esos objetivos me aferro al abecedario como otros se aferran al escapulario. Me especializo en notas de salud, bienestar, estilo de vida, gastronomía y viajes.

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