Cada uno de los rayos que vemos, en realidad es una sucesión de descargas de ida y vuelta que recorren el mismo camino a través de la atmósfera; pero estas descargas se suceden con tal rapidez que las percibimos como si fuera un solo rayo.
La luz característica que acompaña al rayo se denomina relámpago y al sonido, producido por la onda de choque que produce la descarga eléctrica, trueno.
Por encima de los 5000 metros de altura las partículas de granizo que se forman en la nube chocan con cristales de hielo y adquieren carga positiva y estos últimos carga negativa. Por debajo de esa altura ocurre lo contrario.
De esta forma los cristales de hielo presentes dentro del cumulonimbo (nube de tormenta) y más ligeros que el granizo son arrastrados hacia la cima de la nube formando una región de carga positiva entre los 8 y 10 km de altura mientras que a unos 5 km de altura se acumula la carga negativa. Así hay un polo positivo en la cima y uno negativo en la parte inferior.
A pesar del viejo proverbio que afirma lo contrario, lo cierto es que un rayo cae en el mismo lugar no una, sino varias veces.
El viejo proverbio ni siquiera es cierto a plazo más largo. La carga eléctrica de la tierra en la zona situada debajo de una tormenta se va concentrando en los objetos más elevados y hace que éstos atraigan la descarga guía.
Así pues, los árboles y los edificios más altos suelen ser alcanzados con frecuencia por los rayos. Sobre el Empire State Building de Nueva York suelen caer numerosos rayos en el curso de una misma tormenta.
La temperatura de un rayo llega a los 15,000 °C o más, es mayor que la de la superficie del Sol. Este chorro de calor puede evaporar la savia de los árboles haciéndolos estallar y a veces funde la arena y forma masas de vidrio.
Semejante temperatura calienta también el aire que atraviesa el rayo. El aire caldeado se expande con tal violencia que produce las ondas de choque que percibimos como truenos.
Cuando un rayo cae cerca, oímos un estallido explosivo. Si cae más lejos, se escucha un prolongado rumor, porque las ondas de sonido se refractan en la atmósfera y rebotan contra las montañas y otros accidentes del terreno.
Como la velocidad de la luz es mayor que la del sonido, es posible determinar a qué distancia ha caído el rayo.
Contando los segundos que pasan entre el relámpago y el trueno, y dividiéndolos luego por 3, se obtiene aproximadamente la distancia en kilómetros a la que ha caído el rayo.
Si aún te quedó duda sobre como se producen los rayos, este video lo explica de manera clara. Además de indicarte dónde no puedes cubrirte en una tormenta.
Tomado del libro Los porqués de la naturaleza
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