¿Pueden ser beneficiosos los volcanes?
Las erupciones volcánicas son temidas porque han cobrado un tributo incalculable en vidas y sufrimiento humanos, y borrado ciudades enteras.
Las erupciones volcánicas son temidas con razón. Han cobrado un tributo incalculable en vidas y sufrimiento humanos, han borrado ciudades enteras y han transformado amplias extensiones en desiertos. Pero también sus consecuencias son a menudo beneficiosas.
Con el tiempo, los restos volcánicos, ricos en minerales, se desintegran y forman tierra fértil; vuelve la vegetación natural y la gente habita de nuevo las zonas volcánicas para cultivar un suelo que proporciona cosechas muy copiosas.
La lava y otras rocas volcánicas se emplean como materiales de construcción para carreteras y edificios, y algunos volcanes antiguos son fuente importante de azufre y otros minerales valiosos. Algunos científicos han llegado a sugerir que la mayor parte de agua que hoy existe en la Tierra procede del vapor y otros gases que surgieron de los volcanes hace miles de millones de años.
Las montañas son resultado de grandes levantamientos ocurridos en la corteza terrestre. Difieren en forma y en tamaño según los lugares, y también se diferencian en cuanto a su origen. Algunas de las más bellas son volcanes: aislados conos simétricos, como el Fujiyama en Japón, el monte Mayón en Filipinas o el monte Shasta en el norte de California.
Los volcanes se alzan sobre la corteza terrestre, pero otras montañas se forman por los movimientos de la propia corteza. A veces se producen en ella grandes grietas o fallas, e inmensos bloques de roca se desplazan hacia arriba o hacia abajo a lo largo de esas fracturas. La cordillera Teton, en el estado norteamericano de Wyoming, es un buen ejemplo de estas montañas creadas por falla.
La parte oriental de la cordillera, que se eleva como un muro desde el fondo de Jackson Hole, es el borde de un bloque de la corteza que se alzó a lo largo de una falla, mientras que el fondo del valle se hundió en el lado opuesto.
En otros lugares, las tensiones han determinado que la corteza se arrugue formando gigantescos pliegues ondulados que producen largas líneas paralelas de crestas y valles. Los montes Apalaches son restos erosionados de montañas formadas por plegamiento, como lo son gran parte de los Alpes.
La mayoría de las montañas cupuliformes se originaron por una intrusión de magma que obligó a las capas de roca superiores a arquearse formando un saliente. Con el tiempo, la cubierta superficial puede llegar a erosionarse y mostrar la masa de roca ígnea. El Drakensberg (que significa ?Montaña del Dragón?), en África del Sur, es el borde erosionado de una gruesa meseta de lava.
En algunos lugares, la roca intrusiva forma farallones verticales que se elevan a muchos centenares de metros por encima de las praderas que hay al pie. Por el contrario, muchos macizos de cumbres llanas de Sudamérica septentrional son restos aislados de una llanura que en otros tiempos cubrió toda la región.
Muchas otras montañas tuvieron origen diverso, pero cualquiera que sea éste, son un testimonio del inconmensurable poder de las fuerzas que han modelado la corteza terrestre.