¿Son normales tus rarezas, o es hora de buscar ayuda?
Todos tenemos nuestra idiosincrasia; en realidad, ¿podríamos decir que existe algo “normal”? Pero debemos distinguir entre las conductas fuera de lo común que podemos tolerar fácilmente y los patrones problemáticos que debemos tratar de arreglar, pues la línea que divide lo raro de la crisis es muy delgada.
Best Health pidió a los profesionales su opinión sobre algunos comportamientos, para que sepas si vale la pena o no consultarlos con el médico.
Juego numérico
Lo cuentas todo: las escaleras en el trabajo (23), las tejas del techo (96), los pliegues de la cortina (14). Esto puede ser una forma de sobrellevar los momentos poco agradables de la vida. “Quizá cuentas como una forma de distracción de algo aburrido o molesto”, dice Neil Rector, director de la clínica de trastornos de ansiedad del Centro para Adicciones y Salud Mental de Toronto. Pero algunas personas descubren que el cálculo obsesivo (aritmomanía) interfiere con sus vidas; es posible que padezcan del trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
¿Controlas el cálculo, o el cálculo te controla? Rector dice que puede ser un problema si “experimentas incomodidad al tratar de resistirte a contar, pasas horas haciéndolo y te provoca angustia, o interfiere con tu trabajo o tus relaciones”. Para algunas personas con TOC, el tratamiento es una combinación de antidepresivos y terapia conductual.
¿Te retuerces el cabello con un dedo mientras lees? Tu comportamiento es sólo una peculiaridad. (Alégrate de no tener tricotilomanía: el impulso de arrancar mechones de cabello de la cabeza, las cejas y otras partes del cuerpo).
“Retorcer el cabello es algo inofensivo; ni siquiera lo llamaría un hábito nervioso”, dice John Walker, director del programa de trastornos de ansiedad del Hospital General San Bonifacio, en Winnipeg. Lo más probable es que hayas desarrollado el hábito desde hace mucho, y ahora es automático. Pero tal vez te ayuda a concentrarte en lo que estás leyendo. “Retorcerte el cabello puede estar ligado con la concentración”, dice el psicólogo David A. Moscovitch, de la Universidad de Waterloo. “Algunas personas piensan mejor cuando se mueven de cierta manera”.
Cuando te despiertas por la noche te preocupan cosas malas que sabes que no pueden suceder. Tienes visiones relámpago de que te atrapan y te torturan, o de cómo podrás sobrevivir si se caen las alas del avión en que viajas.
Los psicólogos y psiquiatras vieron la aparición de este tipo de ansiedad después del 11 de septiembre. En el mundo actual, cierto grado de ansiedad es normal y comprensible. Preocuparse es perfectamente normal, y no tiene sentido tratar de eliminarlo. “La mayoría de nosotros nos preocupamos al menos parte del tiempo”, dice Rector, quien además señala que al ayudarnos a prepararnos para el futuro, la preocupación incluso puede tener un efecto evolucionario.
Pero puedes estarte preocupando más de lo necesario, y eso puede generar mayores problemas. Moscovitch dice que una de las características de la ansiedad es “‘catastrofizar’. Muchas personas con problemas de ansiedad suelen pensar sobre el mundo y el futuro de una forma catastrófica”.
Walker dice que “pueden estar tratando de eliminar la incertidumbre al tener una solución para cada problema. Los problemas y las dificultades son parte de la vida, pero no es productivo pasar el tiempo preocupándose por cosas que quizá nunca sucedan”.
Walker sugiere que en vez de prepararte para cosas inverosímiles, puedes usar tu lógica y comprensión del mundo y prepararte para posibles eventualidades.
No está de más saber algo de RCP y primeros auxilios. Es una forma positiva de canalizar tu tendencia a preocuparte”. Si tus angustias son ocasionales, ve si puedes razonarlas. Pero si sientes que te controlan, considera la posibilidad de hablar con un amigo de confianza o con un terapeuta. Si tu ansiedad te provoca ataques de pánico, acude al médico. Existen medicamentos que te pueden ayudar.
A veces sientes como si te cayeras cuando estás sentada, de pie o acostada, pero realmente nunca te caes. Acude al médico lo más pronto posible. Hay una decena de razones posibles para tu condición, desde un efecto secundario inofensivo de un medicamento que estás tomando hasta un tumor cerebral peligroso. No hay forma de saber a menos que consultes al médico, quien puede solicitar ecografías cerebrales y enviarte con un neurólogo. Así que haz una cita inmediatamente.
Eres incapaz de deshacerte de las cosas, ya sea ropa, equipos electrónicos o periódicos viejos, pues crees que podrías necesitarlos algún día. Freud habría llamado a este comportamiento anal-retentivo. Puedes tener el síndrome del cachivachero, o acaparamiento patológico. Los cachivacheros sienten que el mundo se viene abajo si no tienen todas sus cosas; a menudo, esto significa todo lo que han poseído en la vida.
El acaparamiento patológico está relacionado con un trastorno obsesivo compulsivo y, en ambos casos, es un intento inútil por controlar algo en un mundo inestable. Los acaparadores patológicos suelen tener cosas casi en cualquier parte de sus casas, pero el acaparamiento es una cuestión de grados. Tu familia puede tener una mejor perspectiva sobre esta conducta, y si ella dice que necesitas ayuda, debes hacerle caso.
Ya sea al caminar en el centro comercial o al conducir por una vía rápida, no soportas estar al lado de personas que van al mismo paso que tú: tienes que rebasarlos o dejar que se alejen. Esto quizá sea extraño, pero no es una psicopatología. Marianne LaFrance, psicóloga de Yale, dice: “Estar al lado de alguien te parece una conducta íntima, y cuando esa persona es un extraño, la intimidad es
desconcertante”. En otras palabras: ¡no te preocupes!
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