¡Qué amable!
Cierta vez, mientras mi madre veía los Juegos Olímpicos en la tele, se volvió hacia mi hermana y le dijo:
—Las mamás de esos deportistas deben de estar muy orgullosas de ellos. Yo también estoy orgullosa de ustedes, aunque no sean nada.
Leslie McClurg, Australia
Un semáforo situado cerca de la calle donde yo vivo emite un zumbido para indicar a los peatones que pueden cruzar. Hace poco, una amiga mía me preguntó para qué sirve ese zumbido. Le expliqué que es para indicar a las personas invidentes que la luz del semáforo está en rojo. Horrorizada, mi amiga exclamó:
—¿Y desde cuándo las personas invidentes conducen autos?
Gloria Wilding, Nueva Zelanda
Soy psicóloga, y siempre me he preocupado por estimular la autoestima de mi hija, pero un día, cuando ella tenía siete años, comprobé que se me había pasado la mano. Mientras revisaba yo un examen de matemáticas que la niña había hecho, leí esto: “Pregunta A: Unos lápices de colores cuestan 15 pesos; un sacapuntas, 5 pesos, y un lápiz, 7 pesos. Tú tienes 20 pesos. ¿Ese dinero te alcanza para comprar las tres cosas?”
Su respuesta fue “No”. La pregunta B decía: “¿Qué hiciste para saber el resultado?”. Mi hija escribió: “¡Es que soy muy inteligente!”
Norma Villegas, México
