Que conste
Acabo de enterarme de que mi jefe recibe una alerta cada vez que publico un tuit, así que me gustaría decir que esta junta de trabajo es excelente… De hecho, es la mejor que hemos tenido en varios años.
@doctordoug
Las personas acuden a tomar psicoterapia por diversas razones, algunas razonables y otras no tanto, como muestran los siguientes ejemplos que me ha tocado ver:
Olvido Reyes, México
Cierta vez, cuando trabajaba en un hogar para ancianos, mis compañeras y yo nos vimos ante una emergencia. Tras visitar en su habitación a una señora mayor, la persona que la cuidaba nos dijo:
—¡Doreen necesita ayuda! Tiene una cortadura horrible en el dedo gordo de un pie. Se le desgarró la piel, y el dedo parece en carne viva.
Uno de los supervisores del hogar examinó el dedo de la anciana y decidió llamar una ambulancia. Sin embargo, Doreen afirmaba sentirse bien; es más, parecía disfrutar el alboroto. Diez minutos después llegó la ambulancia. Los socorristas subieron corriendo al cuarto de Doreen, pero salieron poco tiempo después, lo que nos sorprendió mucho.
Riendo a carcajadas, anunciaron:
—No fueron necesarios nuestros servicios. A la señora le cayó encima del dedo una ciruela jugosa que estaba comiendo. Lo único que hicimos fue limpiarle la piel.
Yvette Debarr, Reino Unido
Mi esposo es instructor de golf, y siempre me divierten mucho los comentarios que le hacen sus clientes. Cierta vez le preguntó a una alumna suya si tenía alguna sugerencia para mejorar el juego.
La joven le contestó:
—Bueno, la verdad es que siempre me han parecido muy pequeños los hoyos del campo.
Leona Hexman, Reino Unido
Mi esposo trabajaba como guía de turistas en un castillo del siglo XVI, ubicado muy cerca de un aeródromo militar en Fife, Escocia. En una ocasión, mientras hablaba ante un grupo de visitantes estadounidenses, un avión pasó volando encima de ellos. El ruido fue tan ensordecedor, que uno de los turistas, bastante molesto, comentó que no entendía por qué habían construido el castillo tan cerca de un aeródromo.
Sylvia H. Thomson, Reino Unido
Durante mis más de 40 años de experiencia en el ramo, he revisado miles de reclamos de seguros. Aún recuerdo uno de los primeros que revisé. En él, el cliente preguntó si su seguro de auto cubría perros. Pensé que había atropellado a uno, pero resultó que su mascota había mordisqueado los asientos y los cinturones de seguridad de su coche. Para su fortuna, esos daños estaban cubiertos.
Karen Mueller, Canadá
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