Cuando se trata de nuestra salud, la elección de los alimentos juega un papel fundamental. Entre los debates más comunes se encuentra el dilema entre la sal y el azúcar: ¿cuál es más dañina? En este artículo, exploraremos en detalle los efectos de la sal y el azúcar en nuestro organismo, y proporcionaremos información esencial para que puedas tomar decisiones informadas sobre tu dieta diaria.
La sal y el azúcar son dos ingredientes básicos en nuestra alimentación diaria y son necesarios para el buen funcionamiento del organismo, sin embargo, estos dos alimentos pueden llegar a ser adictivos. Ambos añaden sabor a los alimentos y se utilizan en numerosas recetas.
Sin embargo, su consumo excesivo puede tener consecuencias negativas para nuestra salud como: complicaciones al corazón, los riñones y la microcirculación. Ahora, analicemos cada uno de ellos en detalle.
La sal, compuesta por sodio y cloruro, es un condimento omnipresente en nuestras mesas. Proporciona un sabor distintivo a los alimentos y es esencial para algunas funciones corporales. Sin embargo, su consumo excesivo puede tener efectos perjudiciales.
La sal en exceso puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión. El sodio presente en la sal puede aumentar la presión arterial y ejercer una tensión adicional sobre el sistema cardiovascular. Además, un consumo excesivo de sal también puede afectar la retención de líquidos y causar hinchazón.
¿Pero qué hay de los alimentos procesados? Ahí es donde radica el verdadero peligro de la sal. Muchos alimentos envasados contienen cantidades sorprendentes de sal para realzar el sabor y prolongar la vida útil. Alimentos como las papas fritas, los embutidos y las sopas enlatadas pueden tener niveles exorbitantes de sal, y su consumo frecuente puede ser perjudicial para la salud.
El azúcar, presente de forma natural en muchos alimentos, también es un componente clave de nuestra dieta. Sin embargo, el azúcar añadido, que se encuentra en productos como refrescos, dulces y postres, puede ser particularmente dañino.
El consumo excesivo de azúcar añadido está relacionado con la obesidad y el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. Además, el azúcar puede tener un impacto negativo en la salud dental, promoviendo la aparición de caries.
Es importante destacar que el azúcar añadido puede encontrarse en alimentos procesados que no necesariamente tienen un sabor dulce. Muchos alimentos salados, como las salsas para pasta y las sopas enlatadas, también contienen azúcar añadido para realzar el sabor.
Se ha demostrado que el azúcar, como sucede con las drogas, puede resultar sumamente adictivo para mucha gente ya que, al igual que los estupefacientes, provoca una liberación de dopamina en el cerebro y la segregación de esta sustancia es la que conduce al descontrol y la adicción al producto que la contiene, asegura la Universidad Veracruzana.
De hecho, estudios con animales de laboratorio han encontrado que el azúcar produce más síntomas de los necesarios para ser considerada una sustancia adictiva, incluso, los datos demuestran que el consumo de azúcares añadidos a alimentos y bebidas tiene efectos similares a otras drogas como la nicotina, la cocaína, la heroína y el alcohol, con un poder adictivo igual o mayor, puesto que los alimentos endulzados artificialmente tienen ingredientes que no se encuentran en los alimentos naturales y que el cuerpo no puede controlar.
Desde 2014, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) alertó de que la sal ya puede considerarse como una droga, no sólo por los efectos perjudiciales que provoca en nuestra salud, sino también por la alta capacidad adictiva que posee.
Y es que, un estudio elaborado en ratones por las universidades de Duke y Melbourne demostró que la necesidad de consumir sal era la misma que la relacionada con la adicción a la cocaína o a los opiáceos como la heroína.
A partir de analizar imágenes cerebrales, se observó que en ambos procesos se activaba la misma zona del cerebro. De esta manera, ante el consumo de estas drogas o de sal se producían cambios profundos en ciertas células nerviosas del hipotálamo; provocando un aumento del tamaño y de la cantidad de las neuronas al igual que de dos proteínas específicas relacionadas con la adicción y el placer: la dopamina y la orexina.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el consumo en exceso de sal y azúcar puede traer diversas complicaciones en corazón, riñones y la microcirculación, además de estar ligados a padecimientos crónicos como hipertensión y diabetes.
En cuanto a la sal, un consumo alto puede ocasionar retención de líquidos, lo que conlleva aumento de peso; esto obliga a hígado, riñones y corazón a trabajar por encima de sus niveles normales.
Además, tiene repercusiones importantes sobre el sistema cardiovascular, ya que, el consumo desmedido de sodio eleva la presión arterial y ocasiona enfermedades renales, hepáticas e insuficiencia cardíaca.
Ingerir grandes cantidades de azúcar de forma prolongada da como resultado altos niveles de glucemias, condición que, al mantenerse por mucho tiempo, puede causar daños en riñón, corazón y ojos, entre otros órganos.
Finalmente, los elevados niveles de azúcar en la sangre resultan ser la principal causa de la hipertrigliceridemia, que se refiere a la alteración de las grasas o lípidos del organismo y aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
Así que la pregunta “¿Sal o azúcar, cuál es más dañina?” no tiene una respuesta única. Tanto la sal como el azúcar pueden tener efectos negativos en nuestra salud si se consumen en exceso. Es importante mantener un equilibrio y una moderación adecuada en nuestra dieta.
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